07. Sólo 5 segundos.

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Unas tres horas después comencé a moverme entre las cobijas de la cama, abrí los ojos y ahí estaba aquella oscura mariposa posada en el otro extremo de mi almohada, pareciera como si tuviera vida propia. Me pregunté a mí misma si de la emoción de recibirla me había dormido con ella al lado pero mi memoria no podía responder con exactitud por lo que decidí pensar que yo la había puesto allí. Después de todo, una simple mariposa no podía posicionarse ahí, por sí sola. Verla tan cerca mío me provocaba una extraña sensación a la vez que se formaba una sonrisa en mis labios al recordar de quien había venido este presente tan modesto pero hermoso y elegante. Me levanté y lo primero que hice, luego de cambiarme, fue colocarla en el bolsillo de mi pantalón porque por alguna extraña razón la quería tenerla siempre conmigo.

Cruce la puerta bostezando mientras que Kanda abría la suya que se encontraba en frente de la mía, me miró con el mismo "cariño" de siempre para luego saludarme con un chasquido de lengua. Mi buen humor poco a poco era absorbido por un vampiro de pura amargura, la histérica se encamino hacia el comedor y lo seguí en silencio.

— ¿Cómo están tus codos?

— Sólo tiemblan cuando el sátiro de los golpes contra el piso se acerca —ladeé la cabeza hacia un costado, perdiendo todo contacto visual con la espalda de la histérica y de repente mi nariz se encontró con un muro. Olía igual a la fragancia de Kanda, lo había molestado ¿Cómo me percaté de ello? Porque había parado su andar luego de mi comentario. Mi humor se vuelve bueno cuando duermo una siesta, realmente no quiero tener una pelea con él y que eso me quite todas las ganas de vivir —. Lo siento sólo evitemos las peleas —intente disculparme pero él simplemente se dio vuelta y bajo su mirada hacia mi cara —. Te dije que lo sien...

— Las mujeres deberían ser más cuidadosas —fue lo único que me dijo mientras que dirigía su mano hacia mi cabeza, con su palma aplastó de manera sutil y delicada algunos cabellos rebeldes —. ¿No es qué querías impresionar a ese minero de pacotilla? Así no podrás impresionar a nadie, idiota.

Se dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo que dirigía al comedor, ¿Está bien? ¿Se habrá golpeado la cabeza? O... ¿Simplemente tiene culpa por lo que mis codos?

— ¡Hola! —Nos saludo un alegre Lavi.

— ¿Cómo descansaron? —Lenalee se acercó con una sonrisa.

— Bastante bien —le respondí —, ¿Han visto a Tyki? —Les pregunté sin rodeos.

— Humm. —El tono pensativo de Lenalee daba a entender que no lo había visto en un buen rato por lo que con el permiso de mis compañeros fui a buscarlo para agradecerle por aquel regalo.

Con Kanda habíamos dormido una buena siesta porque la tarde estaba bastante avanzada, caminaba por la mina intentando localizar aquellos grandes lentes pero no hubo caso. A lo lejos visualicé a su grupo de amigos, con rapidez y una sonrisa me acerque a ellos pero para mi sorpresa Tyki ya se había ido a su segundo trabajo. Sin decir adiós, ni nada.

Todos iguales... ¡TODOS IGUALES A CROSS MARIAN!

— ¡White!

— ¡Todos! Oh, Allen ¿Qué paso? —Vi la cara del exorcista alvino, estaba extrañado por mi actitud ya que era raro que estuviera de mal humor, siempre y cuando no fuera cerca de Kanda, la histérica le saca las ganas de vivir hasta al mismo Dios.

— ¿T-te sucede algo?

— No, lo siento Allen —sonreí apenada —, ¿Sucede algo?

— Si, ya hace varios días que todo está tranquilo por lo que nos llamaron de la orden para volver. Hoy nos dieron el día libre para recorrer el lugar, iremos juntos a visitar distintos lugares, ¿Quieres venir?

Las Dos Partes De La Luna ♦ Tyki Mikk - Kanda Yuu ♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora