Miedo a la oscuridad

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-¡El moustro, el moustro! - entró gritando el niño de ocho años a la habitación de sus padres mientras dormían en medio de la noche

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-¡El moustro, el moustro! - entró gritando el niño de ocho años a la habitación de sus padres mientras dormían en medio de la noche.

-Tranquilo hijo, voy a ir contigo y te mostraré que no existen los monstruos, tienes que descansar.

- dijo el padre mientras tomaba una linterna y acompañaba al niño hacia su habitación.

-Ves, no hay nada aquí, ni aquí, ni allí. No tienes que tener miedo, no hay nada. - dijo reconfortando a su hijo aterrado.

-Pero yo lo vi, vi que con su garra me dijo que vaya con él, te juro.

- dijo el chico tomando a su padre de la cintura y mirando de re ojo el armario.

-Bueno, iré yo y te mostraré que allí no hay nada, ¿está bien?

- Y el padre se acercó despacio y se introdujo dentro del armario oscuro.

- Ves, Tommy, acá no hay nada, ven conmigo. Vamos.

-Está bien papá, iré allí...

- Al instante se escuchó un grito grave. Y luego otro más agudo.

-¡Tommy!

- pensó la madre exaltada y corrió hacia la habitación de su hijo.

No había nadie allí.
Simplemente la linterna tirada en el suelo, alumbrando algo debajo de la cama, una sombra, al moustro.

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