Le Tengo Miedo A...

Estoy Detras de ti

Te conozco.
Se que no tienes idea quien soy yo, ni a que me remito con esta carta.
Ahora se que tienes intriga, y poco a poco el miedo se va apoderando de vos. Te puedo ver.
Sí, como has leído, te puedo ver.
¿Aun no sabes quien soy?
Yo si se quien eres. Se que trabajas en la oficina que está a dos cuadras y media de tu casa. De aquí, en realidad. Por que... sabes... estamos los dos aquí, juntos, ¿Sabias?
Se que piensas. Se que compras, que comes, cuando y donde. Se los horarios de tu vida por completo.
No tengas miedo. Relájate.
Piensa lentamente, quien puedo ser. ¿Tú esposa?
-No, no lo creo. Piensa mejor.
¿Tu hijo?
-No, que yo sepa, él está durmiendo ahora, hace veinte minutos se durmió, luego de mirar un poco de televisión y leer un cuento.
¿Tu perro?
-No, no seas tonto, acuérdate que los perros no escriben. Al menos eso te hacen creer las personas.
Quién soy entonces deberás pensar. No te puedo decir eso. No me creerías.
No, detente, sé que estas por tirar esto a la basura, pero te advierto, que si la tiras, todo será peor. Hazme caso, y sigue leyendo.
No es tan larga la carta, no es tanto sufrimiento, ¿o si?
Claro que sí, estas sufriendo. Estas teniendo mucho miedo.
Estas comenzando a temblar, te agitas la remera, tenés calor.
Te paraste. Ahora lees a distancia. Desde tu gran casa.
Lo sé.
Te ríes. Sorprendido de mi astucia y esta increíble casualidad. No, no es una casualidad.
Se lo que harás ahora, o lo que hiciste.
Te conozco, recuerda eso.
¿Quieres saber quien soy?, ¡oh!, claro, que pregunta estúpida, claro que quieres enterarte quien es esta persona que te escribe, yo lo sé porque te conozco, y se lo que estas pensando.
¿Sabes quien soy o no?
Muy bien, entonces, date la vuelta.