Sweet | Gravity Falls | Mabill

Prólogo.

Una pequeña masa se había transformado en un ser humano dando las características de alguien que no sabe cumplir tratos.

Y derepente despertó.

-Whoa...- bufó -¿Dónde estoy?- miró a su alrededor y reconoció el lugar -Un momento... ¡No he muerto!- flotó y notó su nuevo físico -¡¿Pero qué-... ¡soy un humano!- dijo feliz observando cada detalle de el al aparecer un espejo -¡Me veo más genial de lo que imaginaba!-

El demonio siguió admirándose y después salió de su habitación; viendo que su mansión estaba vacía decidió salír. -¡Buenos días Raromagedon!- exclamó alzando su brazos victorioso. Algunos del lugar lo vieron sorprendido.

-¿Qué pasa? Ayer fue un mal día pero hoy NO lo será- y se sentó en la nada.

-Si con "ayer" significa "tres años"... supongo que no está mal- se escuchó una voz

-¡¿Tres años?!- responde furioso -¡¡PINES!!- gritó alargando la "I" -Muy bien...- suspiró -Pyronica... ponme altanto- y bajó a caminar.

-Bueno, durante su ausencia... se creó un portal en el antiguo "Orden"-

-¿Orden?- se detuvo

-Ah, eh, le decimos Orden al pequeño rincón de aquí.. nada de locuras... todos civilizados-

-¿Eso es todo?- y ella asiente -Muy bien... me voy-

-Pero.. el portal-

-Eso para después querida- abrió un portal -Ustedes ya están muertos- dió una pequeña risa y entró en el.

Bill había llegado de nuevo a su habitación.

-¡Perfecto! Tres años desperdiciados- dijo molesto -Tengo más de sobra- dijo divertido.

Se dirigió al espejo y cambió su aspecto.

-Ahora me veo como un humano corriente- sonrió -Espejo espejo en la pared ¿Dónde están los Pines esta vez?- dijo aguantando la risa y en el reflejo le mostraba a una chica sentada en el sofá hablando por teléfono y a su gemelo leyendo. -No luce como Gravity Falls- puso su mano en su mentón. -¡Mas tiempo para pensar!-

[...]

-Que bien estar devuelta- dijo Mabel aliviada al entrar a la cabaña -Hola Soos- y chocó los cinco con él -Hola Melody- y subió a su habitación.

-Hola- Continuó Dipper siguiendo a Mabel.

Melody cambió el letrero de cerrado a abierto y no tardó en que los turistas llegaran, entre uno de ellos destacó un chico rubio de almenos 17 años.

Claro, Bill.

Estuvo viendo algunos artículos cuando dejó caer uno de cristal.

-Ups...- dijo sonriendo, luego se acercó a la caja para pagarlo -Losiento ¿cuánto es?-

-¡Ya voy!- se escuchó una voz al fondo, una que recogía los pedazos de lo que Bill había tirado.

-Bingo...- pensó Bill. Después de haber pagado se acercó a ella.