— ¿Ba-rry?— veo como en la cara del chico se figura un gesto de "Puedo explicártelo, no te descontroles"— Necesito hablar contigo— digo tratando que mi voz no flaquee mientras me dirijo hacia él, al agarrarlo de su muñeca siento un leve escalofrío, Lo jalo y empiezo a correr en mi destino al pasillo menos habitado del instituto.
— ¡Oye Ellie, puedo explicarlo!— se excusa el chico mientras lo arrastro por los pasillos. Yo decidí ignorarlo.
Mi respiración entrecortada se hace más fuerte en cuanto pienso en esto, mi furia cada vez se dispersa más rápido por mi cuerpo.
Lo estrello contra la pared del pasillo "embrujado".
— ¿¡Que haces aquí!?— Le grito agarrando el cuello de su camisa, tratando de disimular mi quebrada voz, lo cual no consigo del todo bien— ¡Eres un imbécil!
—Ellie, tranquilízate— me dice suavemente.
— ¿¡Cómo puedo estar calmada!? ¿¡Cómo puedes seguirme hablando tan dulce como si nada hubiera pasado!? ¡No lo entiendo!— digo mientras accidentalmente una lagrima se escapa de mi ojo derecho. Él acerca su mano para limpiarla pero yo se la aparto bruscamente mientras a continuación le golpeo en la cara— ¿¡Quién te crees!? — el me sigue mirando con una cálida sonrisa, en la punta de ella un hilo de sangre comienza a caer. Lo miro, atónita por lo que he hecho y me separo de él, cayendo de rodillas en la mitad de este oscurecido pasillo.
— ¿Ya te desahogaste?— me pregunta mientras se pone de cuclillas enfrente de mí.
—Tu... estas muerto— digo tratando de convencerme— Y-yo, sin q-querer lo hice— otra inevitable lágrima recorre mi mejilla, la cual me limpio rápidamente para que no lo note— solo es una alucinación, me estoy volviendo loca, eso debe ser.
—Ni yo mismo se por qué estoy aquí—bromea amargamente— Esa noche, pude salvarme por los pelos, caí, me golpeé pero pude salvarme. Creo que me aventaste algo fuerte— bromea nuevamente el chico castaño, de ojos verdes algo enchinados gracias a su sonrisa.
— ¿Por qué no directamente usabas esas cosas de ilusión y venias a verme? Es estúpido, mi cabeza anda demasiado mal...— me levanto, tratando de respirar profundo y comienzo a irme, convenciéndome de que él está muerto, de que es solo mi imaginación. Hubo un silencio, confirmando que mi ilusión ya se había marchado.
—No puedo forzarme tanto, sigo herido— me quedo atónita y paro, mi cabeza sigue hablando— Teníamos que esperar este primer día.
No puedo evitarlo, me doy vuelta y allí está él, con sus brazos tendidos, mostrando las vendas que le recubren los dos brazos, ese chico que me salvó el culo mil veces.
Sin dudarlo, corro con todas mis fuerzas. A cada paso voy quebrándome, a cada paso recuerdo su tacto, a cada paso rompo la débil cascara que cree para protegerme, terminando esto lanzándome en sus brazos, liberándome en ellos, dejando salir una llovizna de mis ojos.
—Gracias— me susurra, sintiendo su respiración en mi cabeza. Yo solo me desahogo en sus brazos, mientras que cada lagrima que desprendo de mi cuerpo, el me abraza más fuerte.
**
Cuando estuve lista, empezamos a encaminarnos hacia los casilleros de Emma, una chica de poca estatura, cabello con ondas, esponjado y dorado, ojos color miel y mejillas regordetas, con brackets, sociable con los chicos gracias a la ternura que irradia, aunque te esfuerces no puedes odiarla.
En el camino me sentí algo avergonzada ya que llore como cachorro, y lo abracé fuerte por lo que le debe doler todo el cuerpo. Levanto la cabeza y lo miro, él sonríe como si nada, sigue siendo él al parecer.
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Dested
Science FictionHace no tanto tiempo, las personas que están a cargo de Cenectay tuvieron una idea retorcida de crear armas humanas y manejarlas a su merced, utilizando ciudadanos comunes y corrientes y convirtiéndolos en bancos de toxinas demasiado pesadas, volvi...