PROLOGO

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Y por fin llego el Lunes, joder no tenia energía ni siquiera para abrir los ojos, y con lo que odiaba las lunes, de un manotazo tiro el reloj que estaba en su mesita de noche y callo el molesto sonido que emitia, así poco a poco fue abriendo los ojos mientras el sol, apenas llegaba a colarse por las gruesas cortinas de su habitación, su gato llamado Bill, empezó a maullar exageradamente fuerte, debido a que no le había dado de comer el día anterior. Así que Skylar se levanto lentamente para sentarse a un costado de la cama mientras frotaba un puño contra su ojo para deshacerse de todo rastro de sueño.
-joder Billy podrías callarte de una puta vez...- murmuró hacia el gato, a lo que el gato solo se limito a contestar con un ronroneo alrededor de los pies de la somnolienta chica de 16 años, que aun seguía sentada al costado de la desordenada cama. Después de despertarse por completo, decidió comenzar a vestirse puesto que se hiba a hacer tarde para el colegio, claro después de darle de comer a su lindo gato. Ese día opto por unos jeans oscuros que alguna vez habían sido ajustados, una sudadera de marca adidas color negro, que combinaban de una forma bastante linda con su tes blanca y esos ojos negros en lo que solo se podía reflejar dolor. Y para completar unos converse blancos, con el pelo recogido en una coleta alta, ese día no tenia ánimos para nada mas, así que después de despedirse de Bill, tomo su mochila, y su móvil, para después salir por la puerta sin ningún tipo de apuro. Cuando ya se encontraba escaleras abajo para ir a la cocina y desayunar, paso por el salón en el, que tirado en uno de los sofás se encontraba su padre, totalmente dormido y con la televisión prendida aun con su uniforme de trabajo, así que asumió que acababa de llegar hace unas pocas horas.
-papa, despierta- lo removió despacio para intentar que despertara -papa, anda ve a la cama, aquí te vas a lastimar- a lo que el señor de aproximadamente de cuarenta y pico de años solo respondió con un -mhm, claro hija, gracias- y sin decir mas solo se levanto y apago el televisor para después subir escaleras arriba con desgano. Para este punto a Skylar ya se le había pasado el hambre. Sí, ella entendía que su padre llegaba muy cansado del trabajo pero ¿acaso no le importaba? Porque nisiquiera se detuvo a preguntar un simple "¿como estas hija?" O un "buen día". Pero bha ya que importaba a estas alturas ya no esperaba nada de nadie.

La Niña Que No Sabia Quererse BienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora