CAPITULO 6

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Hasta que de repente...

- ¿Esta ocupado?- dijo una mujer acercándose al  cubículo donde se encontraban -Oh lo siento-  dijo cuando llego hasta este y vio a las dos chica que aun se encontraban sentadas en el piso y se retiro, como si la hubieron hecho reaccionar la chica de aquello cabello tan lindo se paro del piso con rapidez y se seco las lagrimas, Skylar como pudo se levanto del piso no sin antes soltar un quejido por su costado que aun le dolía, la chica sin levantar la cabeza tomo una mochila que estaba en el piso y salio rápidamente del pequeño cubículo, la pelinegra salio y por suerte la alcanzo en la sección de lavabos, al momento de alcanzarla la tomo del brazo y la miro fijamente, tenia la piel blanca como la leche y un ligero rubor en sus mejillas, con unos hermosos ojos negros que solo parecían pedir algún tipo de ayuda y unas pestañas tan pequeñas que apenas se veían, articulo un -lo siento- apenas audible para Skylar que se encontraba totalmente paralizada con la mirada de aquella chica, para cuando Skylar se recupero del shock que le había provocado aquella chica, ella ya se había ido.

NARRA DIANA

Al salir del baño, la verdad era que no tenia ni idea de que era lo que acababa de pasar, ¿por que esa chica había actuado así? y lo mas importante ¿por que yo lo había permitido? La verdad era que no tenia ni la mas mínima idea, en ese momento solo quería irme a mi casa y dormir el resto del día, pero aquellos ojos marrones me atormentaban la cabeza solo, podía pensar en aquella chica que me había brindado mas apoyo que cualquier persona en la vida, caminaba por la acera del barrio, directo a mi casa, cuando de pronto divise a un grupo de drogadictos en la esquina de la calle, eran esos estúpidos de nuevo, y lo peor es que yo tenia que pasar a fuerza por esa esquina, estaban drogándose con resistol, bailando y cantando cosas sin sentido, trate de pasar sin que me vieran, con los brazos bien agarrados a las correas de mi mochila que traía colgada en la espalda, cuando de repente... 

-guapa!!!- para ese momento estaba que me cagaba de miedo -como estas dulzura?- dijo el mas viejo de todos, acercándose a mi  -porque no contestas amor? eres demasiado hermosa, como para que te comiera la lengua el ratón- dijo ahora a solo unos cuantos pasos de mi, la verdad era que estaba acojonada del miedo pero por ningún motivo podía demostrarlo  -solo largate quieres- dije de mala gana aun caminando, -pero que culo!!!- y con esas horribles palabras me dio una gran nalgada, ahora no tenia miedo, tenia rabia, de ese maldito bastardo, me gire con lentitud hasta el, que mantenía una sonrisa burlona, me acerque a el mas de lo que ya estaba, con un pequeño contoneo en las caderas y cuando estuve lo suficientemente cerca lo abrace por el cuello y susurre en su oído -pero que sexy papi, me encanta que me azoten- y justo cuando hiba a contestar, de la bolsa delantera de mi pantalón saque a mi muñeca, mi navaja, y se la enterré en lo mas profundo de los huevos, el solo se encogió en si mismo hasta llegar al piso y sorprendente mente cuando de nuevo me gire a ver a los demás bastardos ya no había nadie.

La Niña Que No Sabia Quererse BienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora