La fiesta de pijamas

La ebriedad y sus consecuencias

(Disculpad el inciso en la historia, fue por motivos personales, a partir de ahora se vienen capítulos muy interesantes y subidos de tono)

Agosto apuraba sus últimos días con una fresca brisa nocturna. Dos chicas de unos dieciséis años paseaban junto al paseo marítimo. Parecían estar muy cómodas la una con la otra pues sus sonrisas y miradas cómplices se podían distinguir desde muchos metros más allá. Naía y Olivia habían dado un paso más en su relación, pero sólo en la amistad. Aunque ya eran capaces de demostrar el cariño de la una por la otra seguían sin poder decir un "te quiero".
Pasaban los últimos días del verano en un apartamento de mala muerte que había heredado la mayor de las chicas. Ellas, amigas, alcohol y noche. Todo parecía idóneo para unas adolescentes con ganas de fiesta y lujuria. Las chicas llegaron al piso, donde las esperaban sus otras dos amigas, Neus y Mía, para comenzar la "fiesta de pijamas".

Se sirvió el alcohol, se prepararon palomitas, pizzas y todo tipo de snacks que pudieran saciar el hambre de cuatro adolescentes ebrias. Pasó la noche entre películas románticas de poca monta y comedias de mala muerte. Tocó la hora de la repartición de camas. Neus y Mía se miraron, cómplices, pues sabían la tensión existente entre Naía y Olivia. Ambas corrieron a las camas individuales y se despidieron del resto del grupo hasta el día siguiente.

Olivia miró a Naía y se encogió de hombros, se puso el pijama y se metió bajo las sábanas. Naía la imitó, pero en lugar de dormir sobre el colchón, se puso sobre su amiga, que estaba boca abajo. Olivia podía sentir los pezones erectos de su amiga sobre su espalda y su respiración agitada sobre su cuello. Cerró los ojos y se dejó llevar. Una mano recorría lentamente su costado izquierdo acompañada de un susurro que la hizo estremecer "Te quiero, y quiero que hoy seas mía". Corrieron por su cuello un desfile de besos suaves y sonoros, dejando entrever que aquellas palabras eran sinceras. Y comenzó a sobrar la ropa...