Capítulo 7❤

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Siento como unas voces lejanas se acercan como si fueran borrachas hacia mi cabeza. Es todo muy extraño, al abrir los ojos una sombras de colores aparecen alrededor de Kylan y James.
Espera, ¿ellos están juntos a mi lado? Encima se ríen, debo haber muerto e ido al cielo.

- ¿Desde cuando estoy muerta? -pregunto moviendo la mano arriba y abajo intentando tocar la aureola multicolor.

- Tu eres tonta -se escucha la sonora risa de Kylan

- Y tu sexy, pero ahora dime cuando he muerto.

- Maya, no estas muerta y sigues bajo lo efectos de la droga, eres tan adorable...

- Aay gracias Jamie, tu si que eres adorable.

Me intento incorporar, pero me cuesta muchísimo. Al parecer me han puesto anestesia porque me he abierto un poco la cabeza y la pérdida de visión es debido al golpe. El bestia de James se ha pasado tres pueblo, aunque si no hubiera aparecido Kylan habría seguido el juego.

****
Llevo dos días sin ir a clase, mañana es el examen de física. No entiendo nada y a la vez creo entenderlo todo. A simple vista no tiene nada de complicado, aplicar la fórmula que piden y listo. El problema empieza cuando hay tres fórmulas y no sabes si se complementan o van sumadas.

Me levanto armando un gran escándalo con la silla a causa de mi frustración. Esto es imposible, aún me duele un poco la cabeza por el golpe.

Al sonar el timbre mi cabeza retumba, furiosa me acerco a la puerta. Mis pisadas forman un estruendo notable, mi sien palpita y el malestar aumenta.

Abro de mala gana, tan sol llevo una camiseta grande que dejó mi padre, un bóxer y el pelo recogido en un moño con un lápiz en medio. La boca se me abre de tal manera cuando veo al sexy chico que espera al otro lado que parece que la mandíbula haya caído hasta mis pies, los cuales por cierto están descalzos.

El chico está completamente sudado, su pelo negro ocupa su lugar desordenado de forma salvaje. Sus ojos esmeralda se ven de un color más oscuro, como si del mismísimo amazonas estuviéramos hablando. Sus músculos están más remarcados de los normal, su respiración es calmada aunque superficial. Se encuentra con una mano apoyada en la puerta y una sonrisa pícara, sus pupilas se dilatan al pasar la vista por mi cuerpo y ver que no hay mucha ropa.

- A la mierda. -dice justo antes de pasar por la puerta y cerrarla de golpe.

Entonces se acerca lentamente hacia mí, puedo sentir su respiración a centímetros, esta vez es más profunda e irregular. Sus labios húmedos viajan a mi cuello y puedo sentir como un escalofrío recorre mi cuerpo de la nuca a los pies, al parecer él puede sentirlo porque con una lentitud abismal pero a la vez deleitadora pasa sus labios por la base de mi mandíbula hasta llegar a la comisura de mis labios donde deja una electrizante mordida.

Los besos son feroces e infinitos. El placer es sublime y no puedo hacerme a la idea de que esto llegue a su fin. Con firmeza tomo las riendas deshaciéndome de la camiseta que llevaba, aunque ésta constaba de poca tela y con grandes agujeros a los laterales que dejaban ver su trabajados músculos.

Paso su mano por sus marcadas abdominales y vuelvo a besarle, la lujuria invade mi cuerpo y no tarde en meter la mano en sus pantalones. Él me mira directa a los ojos como diciendo si esta y segura, y claro que lo estoy. Llevo mucho tiempo esperando este momento. Sin parar de mirar la nebulosa de sus ojos asiento, seguido sonrío con la sonrisa más socarrona que puedo. Él no me suelta. Tan sólo nos separamos el instante en el que me quita la súper camiseta. Y ahí estamos los dos, más pegados que nunca, piel contra piel. El vello se eriza hasta en la nuca y los pezones erectos indican la excitación que sentimos los dos.

En un segundo me encuentro con las piernas rodeando la cintura de Kylan, puedo sentir lo descentrado que está o mirándolo bien, lo centrado. Antes este pensamiento no puedo evitar sonreír otra vez, y es que al final va a pensar que me estoy enamorando.

Entramos a mi habitación donde me pone sobre el escritorio, sin darme cuenta nos encontramos completamente desnudos. No es extraño, al contrario nos encontramos cómodos, como si fuera natural.

Respira superficial, rápida y a rítmica, esto indica la diversión, excitación y cansancio que hay sobre nuestros cuerpos. Las miradas se mantienen y los ojos brillan. No puedo aguantar más, lo necesito más cerca y solo hay una forma. Le hago un gesto con el dedo indicando que venga y eso hace. Vuelen los besos y esta vez más agresivos, muerde mi labio inferior y suelto un gemido. Mientras tanto con la mano que me queda libre busco un condón en mi pequeña caja que hay a la izquierda.

Un vez lo tengo lo abro con delicadeza y se lo pongo lentamente, me gusta verle sufrir de esta forma. Me coge de los glúteos y me acerca a él para poder penetrarme, una vez lo siento dentro una sensación de seneridad y a la vez agitación me invaden. Aún duele, no tanto como la primera vez, pero hay un pequeño malestar que me hace desear más. La estimulación aumenta al igual que las pulsaciones, puedo notar como está dentro de mí y cada vez más duro. Las embestidas de vuelven profundas, no puedo parar de gemir y la verdad me podría acostumbrar a esto. Un inmenso placer me invade por dentro, colapsa mi cuerpo y siento que no puedo aguantar más. Él al percatarse aumenta la intensidad, entre besos alcanzo el clímax y al final no puedo evitar dejarle mis uñas marcadas desde la nuca a la base de la espalda. Mi cuerpo ha explotado en millones de fragmentos y todos ellos ardían al mismo instante que se retorcían de placer.




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