▪CAPITULO HOT▪Lo ayude a subir las escaleras rápidamente, aunque no necesite de mucho esfuerzo, dado que él estaba tan impaciente que prácticamente subió los escalones de dos en dos. Se aferró a mi mano y en ningún momento abandono la sonrisa que tenía marcada sobre el rostro. En cuanto llegamos a su cuarto, me empujo sobre la puerta, aprisionándome con sus brazos. Comenzó a besarme desesperadamente, mientras que yo, inútilmente le colocaba seguro al pomo y fallaba al intentar desabotonar su camiseta. Él saco mi cardigán y yo mordí su labio superior. Bryan gimió, sin separase de mí.
—Te amo como no tienes idea —Dijo él con la voz entrecortada, trazando un camino con sus manos por toda su espalda. Sonreí y le volví a besar—.
—También yo —Conteste, añadiendo—. Solo que aún más.
Nos alejamos de la puerta y luego lo empuje sobre su cama, aprovechando el pequeño espacio para sacarme los vaqueros y los zapatos de un tirón. Me acerque a él, recostándolo sobre las almohadas. Bryan flexiono las piernas y me senté sobre su vientre, deslizando mis manos frías por debajo de su camiseta, sintiendo sus músculos esculpidos. Sentí como él se estremeció y de nuevo me incline sobre él. Bese sus parpados, su boca. De ahí me pase hacia el lóbulo de su oreja, su mandíbula y después su cuello. Bryan comenzó a acariciar mis muslos desnudos y mi trasero, a través de la fina tela y entonces fui yo quien me estremecí. Me aparte, levantándome de la cama y sin esperar autorización saque su camiseta y baje sus vaqueros, exaltándome al observar el bulto que sobresalía de su bóxer. Trague duro y sentí mis mejillas calientes, sin apartar la mirada. Bryan se inclinó, recargando su espalda contra el respaldo de la cama.
— ¿Qué sucede? —Pregunto, alarmado—.
Trague duro e intente guardar la calma—. N-nada. Es-stoy bien.
Frunció el ceño, incorporándose totalmente. Bajo los pies de la cama y alzo las manos, esperando a que se las tomara. Corrí hacia él y me incline, colocándome de cuclillas frente a él. Bryan sonrió tranquilamente—. Mi amor, no te preocupes por nada. Yo... yo sé que esta vendría siendo tu primera vez —Baje la mirada, avergonzada y recordé aquella vez, en este mismo cuarto, cuando habíamos estado a tan solo un paso de lo que ahorita haríamos enseguida. Cuando le confesé que aún no había estado con nadie, que él sería el primero y el único, si era posible. Cuando le confesé mi amor. Cuando él me lo confeso también. Cuando volví a ser feliz. Desde aquel día, comencé a almacenar en mi cerebro los recuerdos que había vivido aquí. Hoy podría desenterrarlos de nuevo, sin ningún temor. Sonreí, levantando de nuevo la mirada y acaricie su barbilla. El coloco su mano sobre la mía—. No quiero que te sientas obligada por mí al hacer esto. También tiene que ser tu decisión, no importa la que sea. Yo te entiendo. Si piensas que vamos muy rápido, solo dímelo. Me detendré si así lo quieres. Aparte, si...
Me desespere de su sermón, aunque también aquello me parecía muy dulce de su parte. Yo más que nadie en este mundo sabía lo desesperado que Bryan estaba de hacer... Bueno, tener sexo. Y tengo muchas pruebas que lo confirman. Así que todo este asunto resultaba terriblemente... Conmovedor, por así decirlo. Además, yo fui la que lo incito, en primer lugar. Y esta vez no me iba a echar para atrás. Decidí que estaba totalmente lista a dar el primer paso. Y no solo porque sabía que Bryan, detrás de esas palabras de calma lo pedía totalmente a gritos. Esto lo haría por mí. Porque era algo que deseaba desde hace mucho tiempo.
Coloque mis manos sobre cada una de sus piernas, impulsándome con ellas para poder ponerme de pie. Pero no lo hice. Simplemente me deje caer sobre él, de nuevo aferrándome a su cuello, mordisqueando sus labios. Bryan se veía confundido, pero cuando paso, dejo a sus manos envolverme por la cintura. Comenzó a deslizarlas por debajo de mi camiseta, levantándola completamente. Lo ayude a sacármela por el cuello y lo atraje hacia más fondo de la cama. Esta vez, rodamos, logrando que él se colocara sobre mí. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, logrando un estremecimiento de su parte y un gemido del mío, al sentir su entrepierna contra mi pelvis. Nuestras respiraciones se tornaron más rápidas y superficiales. Bryan jadeo, alejándose por un segundo de mi boca, buscando aire. Me permití observarlo. Su cabello totalmente enmarañado, con la boca totalmente hinchada y rosada, las mejillas teñidas de rojo y sus perfectos ojos pálidos que necesitaban ver más allá de mí. No pude evitar que una lágrima se deslizara por mi ojo derecho. Éramos tan felices, a pesar de todo. Los prejuicios dejaron de existir al segundo en que lo conocí. ¿Quién me podía negar que todo lo vivido en los últimos meses no fueron jodidamеnte bueno? Jamás en mi vida había sido tan feliz como lo era ahora, con Bryan a mi lado. Era mío, solo mío.
Arquee mi espalda sobre las almohadas, dejando que las manos de Bryan recorrieran mi espina dorsal sin interrupción. Sus manos estaban heladas, haciéndome temblar a cada segundo. De nuevo bajo su cabeza, llenándome el cuello con pequeños besos, que fue descendiendo hacía mi hombro. Bajo el tirante del sujetador y yo me estremecí al sentir sus dedos luchando contra el broche del sujetador. Me arquee aún más, dándole más espacio y finalmente pudo desabrocharlo. Lo aventó hacia un lado y me sonrió.
— ¿Recuerdas cuanto toque tu rostro, para darme una idea de cómo eras? —Sonreí por el tono de su voz, quebrado. Recordé con emoción aquella vez, cuando paso sus manos por mi rostro solo para después haberme besado. Respondí con la voz ronca—. Por supuesto.
—Déjame hacer lo mismo con tu cuerpo. Déjame recorrerlo, sentirlo. Necesito sentirte. Por favor.
Lo abrace por el cuello, atrayéndolo hacia mí—. Haz lo que quieras —Le susurre—.
Se apartó de mí, sentándose sobre mis muslos desnudos. Coloco sus manos en mi cintura, con los dedos gordos palpando por dentro, tocando mi vientre y mi estómago, lentamente. Fue subiendo más y más hasta llegar a la curva inferior de mis senos. Mordí el interior de mi mejilla, luchando por no soltar un gemido o simplemente colocar sus manos ahí. Fue subiendo lentamente, rozando cada lugar con sus dedos. Simplemente no podía... Sentía que iba a explotar en cualquier instante.
Esta vez, el bajo su rostro comenzando, de nuevo, a besar mi clavícula, mis hombros... Solamente que esta vez, él no se detuvo. Fue bajando y bajando, lentamente, hasta detenerse a la altura de mi ombligo. Levanto el rostro mientras bajaba sin prisa mis bragas, provocándome temblores por todo el cuerpo. Lo atraje de nuevo hacia mis labios y comencé a jugar con el elástico de su bóxer; Yo no me iba a quedar atrás. Logre bajarlos de golpe y me quede mirando por algún tiempo. Levante mi mano hacia él y Bryan se estremeció.
—Simplemente hagámoslo, de una vez —Susurre, vislumbrando sus pálidos ojos. Bryan sonrió y se acercó a mi boca—. Te amo demasiado, ___. Y siempre, siempre te amaré.
Me beso más lentamente; Más pausado. Desenredo una sábana que solo hacia bulto a nuestro lado, arropándonos a los dos con ella, dejando que nuestros sentimientos y deseos fueran envueltos en aquella fina tela, que sería testigo de todo el amor que nos teníamos el uno por el otro.
Ni siquiera podía creer lo que había hecho. Aún no me lo creía... Seguía sin creerlo. ¿Algún día lo podría asimilar? No lo sé... Bien, creo que es momento de dejar las preguntas sin sentido por otro lado. La avalancha de emociones y sentimientos que albergaba en mi interior simplemente eran... Olvídenlo, no tengo palabras para describirlo.
Solo sabía que me sentía contenta. Muy, muy, muy contenta. Feliz. Extasiada. Motivada. Maravillada...
—Amor, ¿Estás ahí? —Pregunto Bryan al lado mío, sacándome de mis pensamientos estrafalarios. Me volví hacía él, sonriendo—. ¿Hola? ___, si estas con nosotros manifiéstate.
Reí por lo bajo y acaricie su mejilla sonrosada, maravillándome de lo suave que era su piel. Bryan sonrió y coloco su mano sobre la mía—. Eh... ¿Cómo te sientes? —Pregunto, frunciendo la boca en línea recta—.
— ¿Quieres saber la verdad? —El asintió—. Nunca en la vida me había sentido así. Y eso es bueno, te lo aseguro. No puedo esperar a imaginarme cómo será la próxima vez. Y la que sigue después de esa. Y la después de esa, y...
Bryan comenzó a toser, incorporándose en la cama y tapándose la boca con el puño de la mano. Yo lancé una carcajada al aire.
—Podrías disimular. Ya sabes...
— ¿Yo? ¿Disimular? Já. Créeme, tú no eres el más disimulado que digamos.
— ¿Y qué? Así te gusto —Agacho su rostro y yo lo atraje hacia el mío con las manos ahuecando ambos lados de su mandíbula. Cuando nuestros labios rosaron, susurre—.
—Y también eres egocéntrico. Pero supongo que eso te suma puntos, ¿O no?
—Deberías callarte y darme un beso mejor —Sentí como sonreía y lo bese, comenzando lentamente, hasta que el intensifico el beso un poco más y luego más, hasta que prácticamente estaba de nuevo encima de mí. Sus manos volvían a recorrer mi estómago y mis pechos. Con toda la fuerza de voluntad que tenía, me separe de él, levantándome de la cama y tomando mi ropa lo más rápido que podía—. Oye, no es justo.
—Cálmate bebe —Lo observe mientras enarcaba una ceja—. No han pasado ni treinta minutos desde que...
— ¿Y eso me importa a mí por qué? —Pregunto él, saliendo de la cama. Me gire rápidamente, antes de que mi vista pudiera bajar a su entrepierna "accidentalmente" y comencé a ponerme la ropa—.
—Tengo un compromiso. Lo siento... Uh, tal vez podríamos... No lo sé —Admití, abotonándome el cardigán—. No creo que en la noche pueda salir contigo. Y bueno, mañana es el gran día, así que...
—Me acompañaras al hospital, ¿Cierto? —Susurro en mi oído, abrazándome por detrás. Me estremecí al sentir su erección contra mi trasero, apenas cubierto con algo. Me aleje rápido de él y tome mis vaqueros velozmente—.
—Eh... Por supuesto. Sí, claro. Llegaré temprano... De todas formas, la cirugía no dura mucho, ¿Uh?
—Pues sí. No dura mucho, pero aun así, tendré que quedarme un par de días en el hospital —Miеrda—. Me quitaran las vendas en una semana y media, como máximo. Y después podre ver. Te podre ver —Él sonrió, mientras le aventaba el bóxer y él se los ponía—. Y podremos retomar nuestras actividades en lo que quedaron.
Entorne los ojos y me acerque a él—. Ugh. Bryan Kevin Villarreal Mouque, eres imposible, ¿Lo sabías? —Antes de que pudiera contestar algo más, lo bese y rápidamente salí corriendo de su cuarto, lista para ir a mi cita con Caroline.
— ¡Así me amas, _______ Smith!
Por supuesto que así te amo. Y te amaría de una y mil formas más.