Querido Dylan:
Después de escuchar aquello de tus labios me levante de la silla y regrese a mi rincón.
Tu sólo me miraste extrañado pero no perdiste tiempo y te sentaste donde antes había estado yo.
Esa tarde fue horrible. ¿Sabes lo difícil que fue aparentar que no me afectaron tus palabras? Era obvio que no puesto que tu y con trabajo Sabes mi nombre...
Atte: S