Querido mejor amigo, estoy sintiendo cosas extrañas por ti desde hace un tiempo para acá. Llevo trece años conociéndote, compartiendo nuestros gustos, nuestras locuras, nuestras malas y buenas notas, nuestros mocos, nuestros problemas, entre otras...
¿Cuándo te darás cuenta lo mucho que te quiero? ¿¡ES TAN DIFÍCIL QUÉ ME TOMES EN CUENTA!?
De los años que llevo conociéndote, puedo decirte que yo sí te he tomado en cuenta, siento que te amo, pero lamentablemente mi amor no es correspondido, ni será correspondido nunca; ya que no soy ni seré una chica para ti.
Nunca seré la chica de tus ojos.
La que te enamora día a día.
Nada.
¡Y duele tanto!
¡Y molesta tanto!
¡Y te hace llorar!
Porque sí, estoy llorando por ti. Algo que a los siete años te prometí nunca hacer por ninguna circunstancia, bajo ningún motivo; aquella promesa que te hice al ver a una chica de dieciséis llorando.
Y justo hace un momento, una niña y un niño parecidos a nosotros, me estaban viendo llorar.
Justamente el niño le está diciendo a la niña que jamás llore por alguien.
Espero que ella sí cumpla su promesa, porque yo no la cumplí.
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