Ni La Muerte Es Tan Mala, Ni La Vida Es Tan Buena.

Sin Miedo A Nada.

Y vuelvo a estar; llena de impotencia y rabia; llena de ira y soledad; llena de melancolía y arrepentimiento; llena de una ingenuidad dañada; llena de una decepción propia. Donde no queda nada. Donde todo se vino a bajo. Donde llego a ser una perdición y desesperación de muchos. Donde el nosotros no vuelve hacer parte de mi.

Sin embargo, tras descender la lágrima, la gota, mas pura y transparente que se desvanece por los desgarros de mi rostro, en mi mente no hay nada, esta en blanco, confundida, donde el perdón y el orgullo me invaden por completo, donde vuelvo a ser la fría que quema y lastima a los demás y a, sí misma, aunque no me es de importar. Por que aquí ya no valgo yo, temía a mi yo interior ahora solo deseo que este él en mi, no una fingida persona por miedo a todo e incapaz de nada. Los trazos rotos también hacen parte de la maravilla del arte, del suspiro que te da vida, y del agua que te llena de esperanza.