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Estabamos en el metro junto a nuestro grupo de amigos, entramos al vagón y me abrazaste.

Aunque no fue un abrazo que quisieras darme, solo fue otro de tus jueguitos; querias que no me bajara en mi estación correspondiente.

Aunque aún así te seguí el abrazo, y me sentí bien ahí, entre tus brazos.

Luego tus labios de a poco se fueron acercando a los míos, y nos dimos un corto y discreto beso.

¿Podrías enseñarme a jugar tu juego?...

Gracias por romperme el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora