Capítulo 18

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- ¡Pero me llamó perra! - dije frustrada. No lograba comprender lo que Neferet me decía. Había arriesgado, había perdido, ¿y ella quiere que vuelva con él?

- Isa, te estás ahogando en un vaso de agua - dijo dulcemente. - Si dices que Nana te dijo que él se arrepiente supongo que deberías creerle.

- Supones... pero no estás segura. Y esto no es un vaso de agua, desde mi punto de vista, es un océano. - respondí mirándola fijamente.

- Exacto. Desde tu punto de vista. Pero yo te doy el mío y lo ignoras. Isabella, ese chico te quiere y creo que el error realmente no fue de ninguno de los dos. Tal vez fue de Harry. Él fue quien te besó. Luke, cegado por la furia, te llamó puta.

- Perra - corregí.

- Como sea, te insultó y ninguno de los dos da el brazo a torcer. Habla con él, por favor, y dile que lo sientes y que perdonas que te haya llamado de esa forma. Dale una oportunidad más, Isa, yo de verdad pienso que te quiere. Y tú a él... ¿o me equivoco? - pensé unos minutos mi respuesta, todos esos días sin él, había sentido un vacío, algo que no se podía rellenar con nada. Además, mi relación con Calum, Liam y Dylan se había vuelto tensa, incómoda. Ashton me apoyaba en lo que fuese, también lo hacían los demás, menos Liam, él seguía igual. Frío, más frío que él hielo.

- No. No te equivocas.

- ¿Entonces qué esperas? ¡Ve! ¡Corre! Dile que lo quieres, que lo perdonas y explícale que Harry no fue y no es nada para ti, también pídele perdón, si es que sigue enojado por lo del beso. No pierdas más tiempo, Isabella.

- No sé cómo lograste convencerme, pero lo hiciste - dije y salí del bar en el que nos habíamos encontrado y tomé un taxi. Le indiqué la dirección de la casa de Luke, pero rápidamente le pedí al taxista que me lleve a otro lugar. Pensé en qué le iba a decir cuando llegase, pero nada venía a mi mente, "entonces tendré que improvisar", me dije a mi misma. Cuando estuvimos allí, me bajé y le pagué al conductor. Comencé a caminar entre los árboles, la noche había llegado mientras viajaba y no podía ver bien donde pisaba. Ahora que lo pensaba, por esa zona no circulaba ningún taxi, no había luces y no tenía como volver si Luke no se encontraba en la pequeña casa de madera. Me giré para pedirle al taxista que me espere, que debía ver si había alguien, sino tendría que volver a la ciudad. Pero era demasiado tarde, el taxi ya había doblado la curva y no podía siquiera escuchar su motor. Miré a mí alrededor: nada. No había ruido, ni viento, ni luces, solo el débil resplandor de la luna, que no ayudaba en nada. Como no me quedaba otra opción, seguí adelante. Pisando pozos, ramas, hojas secas, haciendo ruido, llamando la atención de los animales que allí habitaban, llegué a la casa y, para mi fortuna, las luces, estaban encendidas. Me acerqué y miré por la ventana, pero no logré ver nada. Golpeé suavemente la puerta y esperé. Cinco segundos pasaron y la puerta se abrió, dejando ver a un confundido Luke, con los ojos rojos y los labios secos. Sus párpados estaban hinchados y tenía en sus manos mi campera rosa.

- Hola, Luke - dije tímida, no sabía cómo iniciar una conversación, ni pedirle permiso para entrar. Quise preguntarle si estaba bien. Era obvio que no lo estaba, pero si su repuesta realmente era no, entonces quería consolarlo, decirle que yo sentía lo mismo y que todo iba a ir bien. Sin decir nada me dejó pasar y se sentó en el sofá. Yo me ubiqué en la mesa ratona, como solía hacer. Él no me miro a los ojos, solo jugueteaba con mi campera, con sus ojos rojos, sus labios secos, entreabiertos y su respiración irregular. - Estuviste llorando - afirmé. No había dudas, su cara lo decía. Me miró a los ojos, esta vez, me miraba con dolor.

- No puedo estar sin ti. Lo siento, pero dije que curaría tus heridas y te he hecho nuevas.

- No, Luke, la culpa fue mía por dejar que me bese.

- No puedo estar sin ti - repitió y una lágrima cayó por su mejilla.

- Yo tampoco, Luke, por eso es que he venid... - no me dejó terminar la oración, solo me tomó de la muñeca y me atrajo hacia él al mismo tiempo que se levantaba del sofá y me besaba, con desesperación, pasión y amor. Me llevó hacia una pared, besándome, tomándome de la cintura, acariciando mi piel por debajo de la remera. Quitó mi sweater por encima de mi cabeza, mirándome a los ojos. Luego volvió a besarme, continuamente, hasta déjame sin aire. Sus manos tomaron mis piernas e hizo que envuelva su cintura con ellas.

- Te amo - decía, en medio de besos y caricias. Sus fuertes piernas caminaron rumbo a una habitación aún desconocida para mí: su habitación. Una débil luz entraba por la ventana, la suficiente como para distinguir su rostro, sus manos, su cuerpo. Se inclinó sobre la cama, apoyando un bazo en el colchón para no aplastarme, mis piernas liberaron su cintura y caí suavemente en la cama, mientras Luke hacía un camino de besos hasta mi cuello, mis hombros y luego de regreso a mi boca mientras se quitaba sus vanz con solo sus pies. De pronto, un pánico me invadió y quise salir de debajo suyo, no estaba lista aun.

- L-Luke -dije con la respiración entrecortada, apartando su rostro de mi cuerpo, para que ya no me besara. - No estoy lista, Luke. Tengo miedo.

- Entonces solo déjame tocarte. Por favor, Isa, déjame hacerte feliz. - dijo volviendo a besar mi cuello. El calor de su cuerpo me obligó a decirle que sí. Seguidamente desabrochó el botón de mis jeans y los bajó por mis piernas, incorporándose para quitar mis zapatillas y finalmente deshacerse de mis jeans por mis tobillos, los arrojó lejos y volvió a inclinarse sobre mí, luego de quitarse la camiseta. Se deshizo de la mía en cuestión de segundos dejándome tan solo en ropa interior. No paraba de besarme y decirme que me amaba, yo le decía lo mismo cada vez que podía, ya que mi respiración agitada no me dejaba siquiera hablar. - Si quieres que pare, solo dime, ¿está bien? - asentí con una pequeña sonrisa e inmediatamente sus dedos viajaron a mi feminidad, provocándome sensaciones que nunca había sentido, todo en ese momento era placer y amor por Luke, la persona que estaba justamente conmigo, en la cama. Sus dedos jugaban con mi clítoris, y viajaba hacia mi entrada, haciéndome desearlo allí, lo más pronto posible. Mi deseo se hizo realidad y su dedo se introdujo en mí, solo un poco. Luke besaba mi cuello, mis hombros, mi pecho y mis labios. Su dedo fue un poco más adentro y mi excitación subió considerablemente. Otro dedo se unió a aquel juego y dolió, era muy estrecha y sus dedos algo gruesos, pero luego de unos momentos me acostumbré. - ¿Está todo bien? - preguntó Luke preocupado. Y solo asentí, estaba a punto de llegar al punto máximo, mi primer orgasmo, con el amor de mi vida. Justo cuando estaba a punto de llegar, Luke me pidió que lo mire a los ojos, sus pupilas estaban dilatadas y ya no tenía ojos rojos, ni labios secos. Intenté sonreír, pero mi sonrisa fue sofocada por placer. Cuando por fin estuve en el clímax, Luke me besó dulcemente y se recostó sobre mí pecho. - Amo oír latir tu corazón - dijo suavemente.

Luego de unos minutos ya me encontraba recuperada, Luke abrió las sábanas de la cama para meternos dentro y así poder dormir. Apoyé mi cabeza sobre su pecho, mientras él acariciaba mi espalda suavemente y tarareaba canciones para mí.

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Perdón si está algo extraño o no es lo que se esperaba(es la primera vez que escribo algo como... esto).

Gracias de todos modos!

En la casa de madera | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora