5: Reina

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—¿¡Ya han llegado?!

Elizabeta bajó corriendo las escaleras. O al menos lo intentó; luego recordó que llevaba tacones y se le pasó.

Mientras se acercaba todo lo rápido que su calzado le permitía, pudo ver a Emma sonreír, pero Vlad sólo esbozó una sonrisa forzada, como si estuviera sintiendo un dolor intenso, apoyado sobre un chico de pelo negro y ojos verdes que lo observaba preocupado.

Emma la abrazó y luego hizo las presentaciones.

—Él —señaló al chico sobre el que el diamantés se apoyaba— es Nikolay. La gema de Fluorite. Y ella —se dirigió al trebolniense señalándola a ella— es Elizabeta Hédérvary, reina de Shamrock.

El chico se inclinó para hacer una reverencia, olvidando el hecho de que Vlad se apoyaba en él hasta que este hizo una mueca de dolor.

—¡Lo siento! —se disculpó Nikolay.

—¿Qué le ha pasado? —preguntó Elizabeta tratando de ocultar la preocupación en su voz.

Entre los tres –bueno, más bien Emma y Nikolay, Vlad sólo apuntó algunos detalles olvidados– relataron la historia, mientras Elizabeta escuchaba atentamente.

—Vaya... —fue todo lo que pudo decir cuando acabaron de hablar.

Pero luego añadió:

—¿Y tienes alguna marca de algún tipo? Es decir, yo tengo esto —se descubrió el brazo un poco y mostró un trébol verde que tenía debajo la letra "Q".

Antes de que pudiese decir nada, Vlad volvió a hacer una mueca, y Elizabeta puso cara de sorpresa, como si acabase de recordar algo importante.

—¡Pero cómo lo he olvidado! —exclamó—. ¡Toris! —llamó a alguien en dirección a palacio, y luego se giró al rubio—. Él te curará. Y si no, encontrará a alguien que sí podrá hacerlo.

Un chico de pelo castaño y ojos verdes acompañó con cuidado a Vladimir al interior del castillo, mientras el resto iban a hablar con el rey.

———

Cuando Nikolay miró al rey a los ojos, inmediatamente supo que no quería estar ahí. Tenía los ojos brillantes y oscuros a la vez, como si alguien se los hubiese pintado a puntitos, en todas las tonalidades de morado posibles. Como auténticas joyas; amatistas. Pero aunque suponía que sus ojos debían lucir parecidos, los de aquel hombre intimidaban.

—Soy Nikolay Plevneliev —se presentó con una reverencia—. Gema de Fluorite.

—Es un honor conocerte, Nikolay~ —dijo el hombre, con voz y sonrisa inocente, pero tenebrosa a la vez.

—El honor es mío —contestó el trebolniense sin levantar la cabeza.

Ivan abrió la boca para decir algo, pero un mensaje en un azul intenso apareció flotando en el aire. "Spades"

———

Arthur no se lo podía creer. ¿Alfred? ¿Era en serio? ¿Alfred F. Jones? ¿De verdad que no era broma?

Era su molesto vecino. Se llevaban dos años, y cuando eran pequeños, cuando los padres de Alfred se iban a comprar o cosas por el estilo, él le hacía las veces de canguro. Pero cuando crecieron... Digamos que el ego del menor creció con él. Ahora era más alto que Arthur, y tenía un complejo de héroe bastante "difícil de curar". ¿Y ahora estaban casados? Aún no lo superaba. Más bien lo escandalizaba un poco. Él no se casaría con el enano egocéntrico.

Pero ahí estaba, y había que acatar las órdenes de... ¿De quién? ¿De esos jokers que ni desvelaban su poder y podrían ser impostores? Lo trebolnienses no se habían quejado, claro que no, eran trebolnienses. Pero él era piquense. Y un piquense no se conformaría tan rápido. Especialmente si tenía que referirse a si mismo como "La reina". No lo haría ni muerto.

Joyas (A Hetalia Cardverse Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora