7: Inundaciones

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Aquel día el cielo nocturno destellaba en tonos verdosos que lucían tan cercanos que parecía que los podías tocar.

Lukas, de alguna manera, había calmado a la criatura, e incluso parecía que había invocado una aurora boreal. Tocaba increíblemente bien. Todo lo que hacía Lukas era increíble a ojos de Mathias. Claro que, realmente hacía muchas cosas increíbles.

El simple hecho de estar de pie frente a la realeza de Shamrock y mantenerse con la cabeza alta era increíble. Aunque el que realmente lo estaba examinando era aquel muchacho de ojos rojos.

—Tienes que ser tu la joya. No hay más.

La reina le apartó el pelo de los ojos, y Mathias se dio cuenta entonces de lo mucho que le brillaban.

—Pues sí, ¿lapislázuli? —comentó ella—. No tengo ni idea de gemas —confesó encogiéndose de hombros.

El corazoniense sonrió, y se puso la mano en el bolsillo, sacando un pequeño objeto metálico; lo había comprado en Hearts, poco antes de partir. Era un pasador en forma de cruz. Cuando lo vio, tuvo el presentimiento de que lo necesitaría, de que le haría falta.

—Yo diría que son más bien labradoritas —se acercó  Lukas y le puso el pasador en el pelo, recogiéndole el flequillo—. Deja que más gente vea esas joyas.

Él sólo le dedicó una mirada escéptica, pero tampoco se lo quitó.

—En Hearts, la gemología es una asignatura, ¿no? —preguntó Vlad curioso, quién estaba junto a Nikolay envuelto en una manta ya que a pesar de la extraña barrera mágica que supuestamente había invocado el segundo, habían acabado cayendo al suelo, y se habían empapado.

—Bueno, más o menos —contestó Mathias—. No es obligatoria, pero todo el mundo sabe sobre ella. Los cuentos de hadas no son lecturas obligatorias y todo el mundo los conoce, ¿cierto?

Vladimir asintió, pero luego volvió a preguntar.

—¿Y esa cruz tiene algún significado? —dijo refiriéndose al pasador.

—Ah, pues no lo sé —el corazoniense inclinó un poco la cabeza hacia un lado.

—Te interesa mucho Hearts, ¿eh? —comentó Elizabeta en un tono como si intentase burlarse.

—Bueno, cualquier sitio es mejor que Diamond —contestó el otro compungido, mirando al suelo con ¿angustia, tal vez?

—Tan malo no será —Nikolay sonrió con dulzura y le pasó un brazo por los hombros al otro, que parecía triste de pronto.

Tras un silencio, Tino preguntó:

—Entonces, ¿Lukas tendrá que vivir ahora en palacio?

—No necesariamente —aclaró Elizabeta—. Si lo desea, puede trasladarse a palacio, pero también puede continuar viviendo aquí. Pero probablemente te pediremos ayuda en un futuro.

Todos miraron a la nueva gema expectantes, preocupados y nerviosos por su decisión –o, al menos, los que lo conocían más tiempo.

—Me quedaré —el corazoniense suspiró aliviado; lo habría echado demasiado de menos.

———

Vladimir se aburría. Mucho. Muchísimo. No tenía nada que hacer salvo sentarse a ver crecer la hierba –pues el invierno acabaría en poco tiempo. No podía ir a molestar a Elizabeta porque era reina y ya no vivía en el pueblo de al lado. No podía visitar a Nikolay porque su casa estaba demasiado lejos como para ir y dejar a su hermano solo tanto tiempo –las otras veces, lo dejaba con los vecinos, pero estos últimamente se estaban volviendo más hostiles que de costumbre.

Joyas (A Hetalia Cardverse Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora