Capítulo 11

17.2K 864 327
                                    

Adrien estaba en la puerta principal de la casa de Marinette al siguiente día para recogerla y acompañarla a la escuela. Aun le preocupaba su estado de salud. Ella había decidido que se sentía lo suficientemente bien como para ir a clases, aunque aun no estaba del todo recuperada. El paseo hacia la escuela parecía más largo de lo habitual, y Marinette estaba encantada. Caminaba de la mano con Adrien. No disponían de demasiado tiempo para estar solos, de modo que estos paseos significaban mucho para ella, y para él, o por lo menos eso esperaba. Todo el trayecto estuvieron muy callados. De cierta forma lo disfrutaron, el silencio los conectaba de formas que las palabras no podían.

A Marinette le encantaba estar con él. No por que quisiera presumir en plan "mira que novio tengo", sino más bien porque la hacía sentirse por completo ella misma. No relajada del todo, pero sí cómoda. Sentía que podía contarle lo que fuera, y que él la comprendería. Aunque eso todavía tenía que ponerlo en práctica. Aún estaba insegura como para preguntarle directamente cuales eran sus sinceros sentimientos hacia ella.

Marinette estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya habían llegado a su destino. Al llegar se dieron cuenta de que había un gran alboroto entre los estudiantes y parecía concentrarse aún más en el rincón de uno de los pasillos de camino al salón.
Marinette y Adrien pasaron a investigar con cautela de qué se trataba tanto revuelo intentando no sumergirse entre el montón de personas que hablaban y planificaban entre ellos al acercarse a aquel muro donde siempre pegaban los anuncios de la escuela. Cuando se acercaron y pudieron ver mejor, entendieron el por qué de toda la situacion.
Pegado en el tablero había un enorme poster que ocupaba la mitad del espacio promoviendo el tradicional baile de otoño que organizaba la escuela cada año. Era obvio que todos se encontraban emocionados por la noticia.

Finalmente todos los alumnos entraron al salón al oír la campana y las clases dieron inicio.

-Supongo que ya todos saben de el baile de otoño que será la próxima semana -comenzó la maestra -Para los que no sepan, el anuncio ya esta pegado en el tablero del pasillo y si tienen alguna duda pueden dirigirse al director o a la organizadora del evento y con gusto se las aclararán.

Se dio media vuelta y comenzóa escribir el tema del día para que todos pudieran copiarlo. De pronto Adrien se giró para ver a Marinette que ya había empezado a copiar.

-Oye, Marinette... quería preguntarte una cosa.

Marinette sonrió sin levantar la vista de su cuaderno ni dejar de escribir.

-Adrien, no tienes que preguntarlo. Claro que iré contigo al baile -respondió.

-Bien... pero... yo solo quería pedirte un lápiz -dijo él.

Esta vez Marinette levantó la mirada, sonrojada y con una leve sonrisa lo miró a los ojos al tiempo que él le guiñaba uno de ellos. Obviamente bromeaba, pero Alya no pudo evitar soltar una pequeña carcajada al ver la cara que puso su amiga.

Al final del día, cuando la campana sonó, todos estaban ansiosos por salir y asi poder dar inicio a su fin de semana... menos Marinette. Ella no quería que el día terminara. A pesar de sentirse mareada, cansada y con ganas de recostarse, necesitaba hablar con Alya. Despues de todo, las amigas siempre estan ahí para ayudarte a resolver las inseguridades, y Marinette requería de su apoyo.

-Alya, ¿puedo hablar contigo un momento? -preguntó Marinette.

-Claro que si. -respondió -Acompáñame al parque, asi podemos hablar con más tranquilidad.

Las dos chicas iban caminando con dirección al parque conversando tranquilamente, pero Marinette ocultaba que en realidad no se sentía bien. Se propuso a discutir con Alya aquel tema que tanto había estado rondando en sus pensamientos.

-Bonito adorno el que llevas en el cabello, Marinette -comentó Alya como cumplido hacia su amiga. Haciendo referencia al hermoso broche rojo en forma de corazón que le había regalado Adrien el día anterior en un intento de hacerla sentir mejor. Pero Marinette sentía que no estaba dando muy buen resultado en esos momentos.

-Gracias. Adrien me lo obsequió ayer para alegrarme un poco. -afirmó Marinette.

-La cosa va en serio con ustedes dos, eh? -Alya la miró divertida.

-Pues... eso es de lo que quería hablarte. -empezó -Tu sabes que he estado enamorada de él por mucho tiempo, y... según parece, él también sentía algo por mi antes de descubrir mi identidad. ¿Tu crees que sea muy pronto para que al menos me diga lo que en realidad siente por mi? Estoy segura de que ayer estuvo a punto de decirme que me amaba, pero no lo hizo. Debe haber una razón para que no haya sido capaz de hacerlo ¿no?

-Marinette, eres mi mejor amiga, y lo menos que quiero es que te lleves una desilusión o que te hagan daño. Pero a mi me parece que, de cierta forma, te asusta demasiado descubrir lo que en realidad piensa. Solo porque tengas miedo de lo que te pueda decir, no significa que debas presionarlo para poner en orden sus sentimientos. -aconsejó Alya.

-A lo mejor piensa que no soy lo suficientemente atractiva para él -dijo Marinette mientras le sobrevenían sus inseguridades.

-Es un muchacho, Marinette -sentenció Alya -Es probable que no piense nada... y tu estas pensando demasiado.

-Vaya, muchas gracias -refunfuñó Marinette con sarcasmo -Ahora me siento mucho mejor.

Alya se echó a reír con ganas clavandole un codo a Marinette conforme se aproximaban a el parque. Pero Marinette no le veía gracia al asunto. Sólo le veía lo injusto.
--------------
"Del mismo modo que nos vuelve ciegos a las imperfecciones de los demás, el amor magnifica también las que detectamos en nosotros mismos. Pero si esto es cierto, entonces también lo contrario ha de ser verdad. Podemos consolarnos pensando que nuestras faltas serán invisibles para quienes nos aman."
-FRASE DE LA CUAL NO SE EL AUTOR PERO LA PUSE PORQUE QUEDABA CON EL CAPÍTULO.
Hola!
Esta vez si que me tardé pero creanme que es porque no había tenido tiempo. Rueguen para que mañana pueda actualizar. Muchas gracias por apoyar mi historia.
Bye!

Mucho Más Que EsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora