Era sábado y aquí estaba con Niall en el aeropuerto, con el corazón en la garganta de los nervios. No puedo creer que después de todo lo volveré a ver, ¿si no le gusto?, en verdad estaba muy inseguro tuve que subirme al avión, me senté y comencé a pensar en todo. Tomé la decisión de dormir al igual que lo estaba haciendo Niall.
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Llegué a el aeropuerto de Los Ángeles con unos nervios que me iban a matar. Bajé del avión y busqué mi maleta y la de Niall. Entré a mis mensajes y le mandé un mensaje a Louis para que me venga a recoger. Me senté en una banca y sentí que Niall se sentó a mi lado.
—Hazz, no estés nervioso. —me dijo con esas sonrisas que solo Niall podía dar.
—Es imposible no estarlo, Niall, estuve dos años sin verlo, ¿si no le gusto?, o, ¿se decepciona?—
—No hará eso, Harry —me dijo molesto
—Sólo mírame, Niall, teng... —iba a seguir hablando pero Niall me cortó
—Cállate, ricitos. ¿Tú?, ¿feo?, tú no estás ni cerca de serlo. Eres un Dios griego y sí Louis no lo ve es que no te merece —sonreí, ese chico era un rayo de sol— Esa sonrisa debería de estar siempre con esos hoyuelos hermosos.
—Wow, Niall, no eres mi tipo —dije bromeando.
—idiota.— dijo riendo .
—Eres una gran amigo, te quiero mucho, rubia.
—Gracias, Harry, tú también eres una gran amigo. Y nunca vuelvas a pensar que eres feo. Te quiero mucho, ricitos. —me abrazó
En ese momento siento a mi móvil sonar. Me separo de Niall para mirar quien era y veo que es Lou diciendo que esta en la puerta, nos levantamos y caminamos hasta ahí. Me siento caer en cada paso que doy.
Narra Louis:
Dios, volveré a ver esa sonrisa y esos rulos. Volveré a ver a Harry. Miro de nuevo a la entrada y veo que sale un rubio con dos maletas, era Niall. Sabía que él vendría con Harry. Miro más atrás y me encuentro con Harry. Dios mio, está hermoso. Siento que mi corazón late muy rápido.
Está vestidos con unos jeans negros ajustados, unas botas negras, una camisa blanca y su cabello, por Dios, esta muy largo. Que ganas de tocarlo.
Nos miramos por unos segundos, hasta que Niall lo empujó, y él se acercó a mí. No soporté mas y lo abracé, él reaccionó al instante y me lo correspondió.
—Volviste —le dije.
—Volví, cariño. —lloré en su hombro por un rato. Lo extrañaba demasiado.