—¡Kevin Garells Anderson Segundo! ¡Ven aquí inmediatamente!
A pesar de haber entrado a mi casa sin hacer ruido al abrir la puerta e irme de puntillas por la escalera, el oído biónico de mi madre me acababa de pillar.
Baje las escaleras cual perro con la cola entre las patas, con mi cabeza hundida en mis hombros y los puños apretados, esperando mi sentencia de muerte. Cuando mi madre utiliza mi nombre completo nunca significa nada bueno...
Entre a la cocina donde mi madre estaba sentada a la mesa con una taza de té al frente, de piernas y brazos cruzados.
Definitivamente estaba en problemas.
—¡H-hola mama! ¿Que sucede? —intenté sonar relajado, pero a mi madre ni un actor profesional la engaña.
—¿Que sucede? —pregunto en voz baja y su mirada entrecerrada —¡¿Que sucede?! —empezó a levantar la voz de forma amenazante —¡Yo te diré lo que sucede, jovencito!
Nervioso, trague grueso. No recordaba haber hecho nada malo...
—¡Te quedas dormido en clase! ¡Faltas a tus prácticas de fútbol! ¡No estas entregando tus tareas y tampoco entras a clases!
—¡Ahh, era eso!... Un segundo, ¿como lo supo?
—Me acaban de marcar de la universidad...
—¡¿Ahh?!
—Sigues teniendo esa mala costumbre de decir en voz alta lo que piensas...
Mi madre bebió un poco de su taza sin quitarme los ojos de encima... de esas miradas que asesinan lentamente.
—¡¿Y bien?! —preguntó sobresaltandome.
—Yo...
No podía decirle nada. Hace algunos días, por increíble que parezca habia logrado ser un alumno moderadamente destacado. No era el mejor, pero era mejor de lo que solía ser en la preparatoria.
—¿Que te sucede Kevin? —mi madre me miró preocupada mientras yo tomaba asiento frente a ella.
—Nada —respondí desanimado. No mentía del todo. A mi no me pasaba nada, en lo absoluto...
—¿Es por alguien más? —preguntó mi madre mientras yo seguía perdido en mis pensamientos con la mirada baja.
Asentí sin darme cuenta aún sin mirarla mientras los recuerdos volvían a mi mente una vez más...
Me tomo de la mano y sonreí. Se que está preocupada por mi.
—¿Es una chica?
—Es por un chico.
Mi madre apretó un poco mi mano y me di cuenta que, de nuevo, habia hablado de más...
—¡N-no es lo que piensas! —respondí al ver la expresión de asombro en sus ojos. Me levanté del asiento algo exaltado mientras mi madre empezaba a reír por lo bajo.
—Hijo... es algo completamente normal que a esta edad sientas curiosidad por...
—¡No! ¡En serio mamá, no es lo que tú crees!
A esas alturas ya sentía mi cara ardiendo.
—¿Entonces?
Suspiré un tanto relajado, aunque no sabía si estaba bien contarle eso a mi madre...
—Sabes que puedes confiar en mí.
Impresionado, miré a mi madre mientras ella mantenía una expresión de calma y serenidad irrefutable. De esas miradas que solo las madres saben hacer con las cuales te hacen saber que todo está bien.
—Pues... —empecé a decir aún inseguro —Hay un chico al que molestan en mi escuela, y me siento mal por él...
—¿Tu también lo has molestado antes?
Al oír la pregunta de mi madre no pude evitar sentir un vuelco en el estómago. Por supuesto que lo había molestado antes, y no sólo eso. Lo había insultado, agredido y me había burlado de él en innumerables ocasiones.
—Por eso te sientes así —respondió mi madre analizando mi silencio —Te sientes así porque estás arrepentido de eso, ¿o me equivoco?
Negué con la cabeza mirando hacia el suelo. Por supuesto que estaba arrepentido, sobretodo al darme cuenta el límite hacia donde habían llegado las cosas.
—Él esta muy mal por eso... ha cambiado mucho, ya no es el chico alegre que solía ser... y no puedo evitar sentirme culpable por eso.
—Bueno, tampoco es todo tu culpa... —iré a mi madre extrañado mientras ella, ya más relajada, seguía bebiendo de su taza de té —Los chicos a esta edad pasan por este tipo de cosas.
—Aun así no puedo evitar sentirme culpable —respondí recargando mi cabeza en la mesa —No se que hacer...
Estuvimos en silencio por un largo rato, mientras yo, hundido en mi mente, no podía dejar de pensar en ese sueño que tuve. Recordarlo a cada momento quemaba mi alma de manera terrible.
—Podrías empezar disculpándote con él.
—Pero, ¿y si no quiere escucharme?
Mi madre río por lo bajo y tomó mi mano sobre la mesa. Volteé a verla dirigiéndome esa cálida sonrisa que disipaba un poco la culpa en mi interior.
—Yo se que va a escucharte —me respondió tranquila —Disculpate cuantas veces sea necesario. Se que eres muy persistente cuando te propones lograr algo. Si en verdad quieres arreglar las cosas con ese chico sé que lo vas a conseguir.
Eso era verdad. No me rindo hasta lograr lo que me propongo.
Él iba a ser feliz nuevamente, yo me encargaría de eso.
...
Caía el atardecer cuando llegue a casa, la cual estaba vacía y fría. Como siempre.
Reinaba la oscuridad y el silencio al interior, nada fuera de lo común. Estaba muy acostumbrado a eso. Pero no significaba que eso fuera bueno.
El frío me quema y el silencio hace estallar mi cabeza. Me duele, me asfixia y me quiebra.
El día de hoy no fue diferente a lo que estoy acostumbrado. Mi rutina siempre es asi: despertar, soledad, rechazo y más soledad.
Pero el que sea rutina no me hace adaptarme al ambiente, al contrario, lo detesto.
Lo odio. Y no quiero vivir con odio.
Una nota en la mesa me dice que la comida esta en la nevera. Empiezo a comer pensando en lo que hace un rato acababa de pasar.
¿Que tenía yo de malo? ¿Porque tenían siempre que agredirme a mi?
Sus voces y risas resonaban en mi mente mientras lavaba los platos. Pasé el cuchillo por el chorro del agua mientras la imagen de mi persona tirada frente a ellos, tan estúpido e indefenso, pasó por mi mente.
Los odiaba. A esos idiotas, a mis padres, a mi mismo y mi patética vida sin sentido. Inconscientemente apreté entre mis manos el filo cuchillo hasta que mis manos empezaron a sangrar.
Reí.
Eso significa que sigo vivo. Por eso sangra, por eso duele. Y ya no quiero que duela más...

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No Me Sueltes
Hayran KurguPor favor, no sueltes mi mano, quiero estar cerca de ti, quiero verte sonreír. Quiero que vuelvas a ser el mismo de antes, tan cálido y amable. Odio verte llorar, pero odiare más no estar ahí para consolarte. Quiero verte y estar a tu lado. Si a...