Capítulo 1: Clase magistral

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"El más difícil no es el primer beso, sino el último"

     -Paul Géraldy.

"...Seguro que ese ni sospechó lo que me pasaría a mí."

     -Soul "Eater" Evans.

La luna brillaba con un tono amarillento y con su típica forma de tajada de melón perenne, de sonrisa macabra y encías sangrantes. Cuatro gatos maullaban fuera, escalando por los muros grises de las calles, y no se levantaba ni la brisa ligera. Era una noche de verano tranquila, como cualquier otra.Pero no por ello debía ser una normal. De hecho, ésta sería la más anormal de las noches en el pequeño apartamento de Death City al que Maka y Soul apodaban casa.

Como la mayoría de los viernes por la noche, el chico se encontraba viendo la tele acomodado en su querido sofá, tumbado cuan largo era, y cambiaba de canal sin mucho interés. Típico del verano: no había nada en la tele. Pero eso no sería un problema; tendría diversión para el resto de la noche sin necesidad de la caja tonta. 

Maka llegó a casa. Era fácil adivinarlo; sus botas resonaban contra la madera del suelo tan fuerte como siempre. Además de que era la única que tenía llaves del apartamento además de él. Hasta el leve agitar de su larga chaqueta la identificaba en pocos segundos. Era lo que tenía llevar viviendo juntos tanto tiempo, y tener oído de músico. Por eso, cuando la calma se esfumó de los pasos de Maka, Soul supo que aquella era una noche anormal.

La joven se plantó en medio del salón, mirando directamente a Soul, levemente ruborizada y con la respiración acelerada. Él se incorporó un tanto, sin soltar el mando de la tele.

—¿Sucede algo?

Maka pareció relajar un poco los músculos. Desvió la mirada, nerviosa. Pero ¿qué diablos pasaba? ¿Alguien que se lo aclarara al ahora confuso Soul?­ 

—Sí... Bueno, a ver... ­—Maka tomó asiento al lado de Soul en el sofá. La tele continuaba con su infernal ruido de anuncios­—. Necesito que me hagas un favorcillo. ­

—Sí, vale. ¿Qué es?

Maka se giró para mirarle, aparentemente tranquila. Pero a Soul no le engañaba. Su pecho vibraba con los alocados latidos de su corazón, que se transmitían por el cojín del sofá. 

—Verás... Recuerdas que hoy era mi primera cita con Kid, ¿no?­

—Sí... ­—Contestó él, intentando esconder sus celos bajo su común máscara de indiferencia. Le daba tanta rabia que hubiera sido él la persona de la que se hubiese enamorado. Él era su arma, sus almas estaban hechas tal para cual, llevaba a su lado mucho más tiempo. Pese a que él sabía que el amor era algo incontrolable y sin opción a elegir, le parecía injusto—. ¿Qué pasa?­

—Pues, que él me ha ido a besar..., pero al final yo no le he dejado.

Los músculos de Soul se habían tensado para volver a destensarse instantes después. Maka había hecho un amago de lo que sería su perdición.

 —¿Y eso? ­—Logró preguntar.­ 

—Es ahí donde viene el favor —­Maka le miró, con la súplica brillando en los ojos, y Soul necesitó leerle los labios para creerse lo que acabaría de decir­—. Necesito que me enseñes a dar un beso. 

Soul se arrebujó lo más lejos que pudo de Maka, con la cara pálida. Esa frase... ¿había salido de sus labios? ¿se lo había imaginado?

—¿¡P-­P-­­Perdona!? ­—Exclamó, sin dar crédito a lo que estaba transcurriendo aquella noche. 

—Es que nunca he besado a nadie, y tú eres mi mejor amigo...

—Pero ¿cómo no vas a haber besado a nadie, si tienes dieciséis años? ¡Que un beso no te sorbe el alma, por si no lo sabías! —Un rápido y certero Maka­chop fue a parar al centro del cráneo de Soul.

¡Sira! -El nombre del amor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora