Capítulo 2: Grifos abiertos, libros mágicos y ataques por sorpresa.

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Maka abrió el grifo de la bañera y el sonido del agua invadió todo el baño. Relajaba bastante, la verdad. Había sido una noche extraña, y el corazón continuaba retumbando en su pecho como lo había estado haciendo instantes atrás junto a Soul. 

No sabía por qué, pero una ligera calidez la había embargado durante su "primer beso". Será que todos los besos se sienten así, se dijo, rozándose con el índice los labios húmedos. Una leve sonrisilla apareció dibujada en su rostro. En ese caso, los besos eran lo mejor del mundo.

La chica recordó las palabras de Tsubaki, quien le había dado todo tipo de consejos en el amor: "Maka, el primer beso debe ser con alguien a quien tengas cariño de verdad". Y lo había hecho. Ella quería mucho a Soul; era su arma, ¿cómo no lo iba a hacer? Además, no había alguien mejor que él para enseñarle a besar. Él era un chico cool y un ligón, había sido la mejor decisión que había podido tomar en su vida. 

Aunque hubiera destrozado a su compañero.

Pero, claro, ¿cómo iba a saber eso ella? Estaba cegada por lo que sentía hacia otra persona. Era imposible que se diera cuenta.

Se desnudó y se metió lentamente en la bañera, embriagándose con esa dulce sensación digna de dioses que siempre transmite el agua caliente. La espuma empezó a invadirlo todo. Maka se acomodó, y exhaló un largo y placentero suspiro. No pudo evitar recordar la escena en la que Kid intentaba besarla; debía haber parecido tonta intentando evitar sus labios. Pero, ¿y él? ¿No debía de haberse sentido desilusionado, o incluso haber pensado que no le quería de verdad?

No, no podía ser, Ella sí que le...

La imagen de Soul durante toda la "clase" de hace un rato se repitió en su cabeza: su sonrojo, su alteración, su fascinación al terminar el beso...

Decidió que iba siendo hora de dejar de pensar. Cerró fuertemente los párpados y hundió la cabeza en el agua caliente hasta que no pudo contener más la respiración, y la sacó después a todo correr, tomando una profunda bocanada de aire.

Vaya. No había funcionado. El beso seguía rondando su cabeza y parecía que no se iría de allí jamás.

Recordó las palabras de Tsubaki sobre los besos: dijo que eran como palabras, cada una tenía un significado. Algunas incluso podían tener varios, siendo casi contrarios. ¿Cuál habría sido para Soul el significado de ese beso?

Un leve murmullo la sacó de sus cavilaciones. Alzó un tanto la barbilla para mirar al suelo del baño, y lo que vio no le gustó nada. Se había dejado el grifo abierto, y el suelo se había inundado. Abrió los ojos como platos, e intentó reaccionar lo antes posible. Cerró a toda prisa el grifo, y salió de la bañera para secarse e ir corriendo a por una fregona. Se envolvió en la toalla y se calzó las sandalias. El suelo estaba muy escurridizo, y por pocas se la pega contra el lavabo. Consiguió agarrar el picaporte de la puerta y la abrió, haciendo que el agua se extendiera por el pasillo irremediablemente.

Mierda.

Lo primero que hizo fue entrar a su cuarto a ponerse algo más que la toalla encima.

Claro que, encontrarse a Soul dormido en su cama cambiaba un tanto sus planes.

Tuvo que llevarse la ropa interior y el pijama al cuarto de su arma para poder cambiarse. Cerró la puerta tras ella, con un suspiro exasperado. ¿Por qué tenía que sucederle aquello en ese preciso instante? Bueno, no había tiempo de hacerse la víctima. Dejó la toalla sobre la mesita de noche de Soul y se vistió lo más rápido que pudo. Muy pocas veces había entrado al cuarto de su arma, más que nada porque no le interesaba. Supuso que el cuarto de un chico no sería el mejor lugar en el que disfrutar de la lectura; además, teniendo su habitación, ¿qué más quería?

¡Sira! -El nombre del amor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora