Sola, siempre sola.

1º Día de verano

1° día de verano|10:10

Los rayos de luz me molestan, abro los ojos y me quedo mirando hacia arriba.
Minutos después me levanto poco a poco y me acerco a la ventana para abrir la persiana completamente.
Los rayos del sol ahora iluminan toda la habitación. 

Ayer a la madrugada me pasé mas tiempo mirando a las estrellas que de costumbre, cuando me quise dar cuenta eran las 4, pero no me arrepiento, gracias a todo ese tiempo e podido despejar mi mente de todos estos meses de estrés y cansancio. 

Me bajo a la cocina y encuentro a mi hermana desayunando unas magdalenas.

-Buenos días Abi!

- Hola.

- Y dale con el puñetero "hola".

-Calla pesada, ojalá te atragantes con la magdalena- le espeto con una sonrisa sarcástica. 

Me cojo una manzana y me largo otra vez a mi habitación para vestirme y ir a darme un paseo por los alrededores para ver si así consigo que el día se me pase más rápido.

12:13 | Después de unos km decido parar en la tienda del pueblo para pillarme de beber ya que mi botella de agua con limón se me olvido por completo con las prisas.

En la entrada me encuentro al típico grupo de viejas charlando, les digo "hola" secamente y entro rápidamente antes de que se den cuenta de quien soy y me hagan las típicas preguntas de viejas de pueblo.

Busco la zona de las bebidas y cojo rápidamente el primer botellin de agua que me encuentro, me dirijo a la caja cuando de repente escucho un sonido espantoso detrás de mi.

Mierda.

Me pongo roja, intuyo lo que acaba de pasar y no quiero girarme. Encuentro el valor que me falta para darme la vuelta y ahí está, todas las botellas de agua de la estantería tiradas en el suelo. 

Miro a mi alrededor comprobando que no hay nadie cerca y me pongo a recogerlas poco a poco para no tirarlo todo otra vez mientras me llamo "torpe de mierda" a mi misma. 

-Necesitas ayuda?- Retumba una voz femenina muy agradable detrás de mi.

Me giro lentamente suplicando que no sea la dueña de la tienda con cara de mala leche preparada para echarme la bronca, y por una vez en toda mi vida tengo suerte, no lo es.

Detrás de mi se haya una señora; unos 45 años, ojos claros,  pelo casi dorado, rizado y a la altura de los hombros, vestida muy casual con un vestido largo de escote corazón con estampado de flores. 

Me suena de algo.

La señora me sonríe agradablemente mientras espera una respuesta.

-Si, si, muchas gracias- digo sin pensarlo mucho, ahora mismo solo quiero salir de aquí.

Ella amablemente deja su cesta de la compra a un lado y se agacha para ayudarme. En estos minutos en los que recogemos el desastre que e armado no nos dirigimos la palabra, estoy demasiado centrada en acabar lo antes posible.

Terminamos, y el único desperfecto que puedo llegar a percibir es un par de botellas algo abolladas pero no le doy importancia. Me giro hacia la señora y la miro otra vez de arriba a abajo mientras ella coge su cesta, se levanta y me mira.

-Se lo agradezco muchísimo, soy una torpe. ¿Le puedo ayudar yo en algo?- Digo amablemente y tan rápido que casi ni se me entiende.

-No tranquila mujer, encantada de haberte ayudado- sonríe y añade -ojala toda la gente de la zona sea tan amable como tú.

-Casi todos lo son, pero no se preocupe, no son igual de torpes que yo- digo entre un tono sarcástico y  burlesco hacia mi misma.

La señora se ríe de mi comentario y agrega:

-Encantada de haberte conocido, me llamo Sara, y no me trates de usted que me haces sentir muy mayor- Me dice ampliando aún más su sonrisa

-Yo me llamo Abi, Abigaíl, encantada de haberte conocido a ti también, me tengo que ir que me están esperando- miento- muchísimas gracias otra vez.

-Hasta luego, y espero que tengas más suerte el resto del día - Agrega aún entre sonrrisas

Me río y corro hasta caja para pagar mi puñetera agua y largarme corriendo a casa.

Empezamos bien.