Profecías de un Lamento

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De almas que han vivido,

de modo que ni el bien ni el mal hicieron,

brota este triste y misero alarido.


Pocas son las esperanzas restantes.

La piedad y la justicia los desdeña

a estos nostálgicos habitantes.


Con la compañía, aquí, se difundieron

de ángeles ni rebeldes ni leales

a Dios: de que si mismos solo fueron.


Entregadas son la miseria y la discordia

aferradandose tales garrapatas.

Una voz que no emana misericordia,

las distribuye cuales latas.


Como canes que quedan amansados

cuando muerden el cebo que pedían

y que luego devoran afanados,

las caras enlodadas así lo hacían.


"En su régimen, nadie intervenir,

¡Clamenlo con prestigio!

Porque pensar en un porvenir,

¡Eso sería un sacrilegio!"


Como borregos, masticandolo tal flor

bajo su maligna magia sucumbieron.

Para muchos, en su desdén no habrá clamor

más este es la suerte que escogieron.


Son gritos, llantos y el lamento

al llegar delante de la ruina,

exhaustos de su atormento

allí maldicen su virtud divina.


Donde al aire gritan repulsiones

los que al mundo de sangre van tiñendo

desechando su humanidad a airones

su cordura van adormeciendo.


Aún famélicos y delirantes

profesan sus armas contra su universo.

Por su fin desean muchos, anhelantes,

y el abandonar su dominio perverso.


No hay mayor dolor

que recordar sus tiempos de esplendor.

Casi pareciera de humor

De humor, púes, reír para no llorar

y olvidar la crueldad de su bandera tricolor.


Sus estrellas están dibujadas

y a la vez, mofadas sin temor

las que alguna vez fueron amadas

se han vuelto algo aborrecedor.


Abandonadas son estas tierras

aniquilando su fallo en el destino

dejando detrás, con abrupción

a seres queridos en su perpetuo camino.


"Corazón, calla,

cubrete de llagas,

el mar es la magia que añorabas"

Se decían mientras lloraban.


Tiempos pasados fueron tiempos mejores.

Cuando crees que te has vuelto loco,

la cabeza se te llena de flores.


Tanto temor, tanto pavor, ¡Ay de mí!

cuánto deseo y dulce pensamiento

a estas dolientes almas trajo aquí.


Cierranseles las puertas celestiales

y en el infierno, pues Gloria habrán dado

aunque poca, a las almas criminales.


Atados al pesar de nuestras almas

nos hemos quedado así,

abandone la esperanza

todo el que entre aquí.

Profecías de un LamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora