Capítulo único

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Disclaimer: Los personajes de Sherlock Holmes no me pertenecen, sino a su autor Sir Arthur Conan Doyle, la serie "Sherlock" pertenece a la BBC. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.
Personajes: Sherlock, John Watson y otros.
Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Slash, mención de muerte de personaje, romántico, familiar.

Resumen: A sus 74 años, tuvo una buena vida; tuvo 2 hijos con su difunto esposo, Víctor Trevor, a una década de enviudar, su nieto ha tomado como misión, encontrar una pareja a su excéntrico abuelo. ¿Tendrá éxito?

Beta: Lily Black Watson.

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Invierno

Capítulo único

A sus 74 años, Sherlock Holmes estaba muy bien conservado. Casi tan ágil, como en sus mejores años; sus cabellos rizados—alguna vez negros—, ahora salpicados aquí y allá de gris. Las arugas curtían su piel. Actualmente vivía con su hija y nieto.

Sherlock era un reconocido detective consultor, el primero, pero no el único, pues su hija también se dedicaba a lo mismo.

Era una mañana de primavera; Sherlock disfrutaba del sol en el pequeño jardín, mientras revisaba sus mensajes en su Tablet; por el rabillo del ojo, observó acercarse a un chico de 10 años, era su nieto; Víctor Holmes. El muchacho puso su portátil y la mesita de jardín, frente a su abuelo.

—No —dijo Sherlock, cortante. Su nieto, que parecía ser la viva imagen de su homónimo, frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—Abuelo. Necesitas salir, conocer personas, que no tengan nada que ver con asesinos —dijo Víctor, cruzándose de brazos. —Necesitas a alguien de tu edad...
—¿Me estas llamando viejo? —preguntó Sherlock, indignado. Víctor suspiró, definitivamente su familia eran unos grandes reinas del drama y su abuelo, era la emperatriz.
—Ya estoy casado, ¿lo has olvidado?

El menor frunció el ceño en una mueca que a Sherlock se le antojó tan parecida a la de su difunto esposo.

—No puedes estar solo, a mi abuelito no le agradaría.
—Tal vez estoy demasiado viejo, que me he vuelto senil, pero hasta donde yo sé, tu madre y tú, viven conmigo. No estoy solo —se quejó Sherlock, ¿por qué era tanta la insistencia de su nieto? Él, de ningún modo pensaba engañar a Víctor.
—Yo me refería a un compañero con el cual pasar las tardes persiguiendo criminales por la ciudad, alguien que evite que dejes sangre de animal regada por toda la cocina.
—La última vez, fuiste tú —el niño movió su mano, restándole importancia al asunto.
—Detalles. Pero aun así deberías intentarlo; una cita no te matará.
—No —¿Es que ese mocoso había heredado la idiotez de su padre? Seguramente sí, ¿por qué otra razón estaría sugiriendo que engañara a Víctor?

Viendo, el niño que no lograría nada; decidió dejarlo por la paz, no por haberse dado por vencido, claro que no; un Holmes jamás renuncia a lo que quiere, pero su madre no tardaría en llegar y no quería encontrarla, después de todo, el director de la escuela la había mandado a llamar por cierto incidente en el laboratorio de química (que por cierto había explotado), sin mencionar a sus compañeros a quienes les volvió la piel de un bonito azul eléctrico.

Víctor tomó su portátil y se marchó; debía pensar en otra estrategia. Ni bien cruzó la mitad del jardín cuando se topó con su madre. Shirley Holmes miró a su vástago, pero no hizo comentario, tan solo siguió caminando hasta ocupar el asiento que tan solo un minuto atrás, ocupaba el niño.

—Un nuevo intento —dijo la mujer y Sherlock bufó en respuesta; se quitó los lentes para limpiarlos un poco, una acción que, con los años había encontrado relajante.
—Es igual de impulsivo que Víctor —dijo el viejo detective con melancolía.
—Espero que no, de lo contrario, terminaras saliendo con personas aburridas, que te hablarán de sus insufribles hijos y de sus detestables nietos.

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