LA PRINCESA DEL BAJO MUNDO [EDITANDO]

CAPITULO 3

El karaoke se encontraba medianamente vacío y el verdoso cabello de Jena era difícil de ignorar, ahora nos encontrábamos sentados en una mesa esquinera en la que todo reflector tenía que pasar dejándonos aproximadamente quince segundos en que nuestra apariencia podía ser discernible.

No era el modelo perfecto pero medianamente eficaz.

O lo sería si no estuviera compitiendo contra personas a las que yo misma les enseñe a pulir este tipo de habilidades. Si mis cálculos no fallaban -y usualmente no lo hacían- dentro de una hora estarían aquí, sentados en la mesa vacía en diagonal a nosotros. La estrategia era lo único que me mantenía pensando. Un ataque público ya había fallado y un ataque privado también. Intentarlo nuevamente sería una pérdida de tiempo, especialmente cuando yo conocía el lugar como la palma de mi mano.

El estilo loft brindaba demasiadas oportunidades de escape y yo tenía suficiente tiempo para planear múltiples estrategias con el equipo que ahora me rodeaba. Casi podía escuchar el rabioso gruñido de Noa al pensar en mi fundada altanería y arrogancia. Desde el día en que nos conocimos le había fastidiado.

Nuestra historia juntas era similar a aquella de rivalidad. La familia de Noa se había dedicado al mercado de las esmeraldas desde mucho antes de que el imperio de Noche Blanca se formara. Lo mantuvieron monopolizado mucho después también. Al menos hasta que un ataque directo de la familia Garcia, los invisibles -la división de ex-militares convertidos en sicarios de la familia Reyes-, saquearon una de sus más prominentes minas y luego las entregaran a la policía y los militares.

Un movimiento estudiado por parte de los Reyes -la competencia de la familia Moreno, mi familia, en contrabando de drogas y narcóticos- para que nuestros proveedores exclusivos de esmeraldas terminaran en una deuda que no podrían pagar con facilidad. Noche Blanca, mi tío y el hombre que me crió, jamás había permitido el incumplimiento de un pago o una carga.

En aquel entonces cuando Noa se presentó con Sebastian, el heredero de una prominente familia de políticos corruptos y aliados, a apelar al ego del imponente jefe de los Moreno por más tiempo, yo tenía órdenes de asesinarlos inmediatamente.

Noa resultó ser una contrincante mucho más poderosa y astuta de lo esperado. Mi igual. Éramos excesivamente similares y eso provocaba más de un choque y frustración. Cuando por fin había sometido a Noa, Sebastián intervino. El era fácilmente subestimado, con su delgado cuerpo y estatura algo debajo del promedio, pero eso parecía ser su mejor cualidad. Te atraía con facilidad al pretender que perdía y luego su sorprendente fuerza te hacía perder el equilibrio.

Con sus habilidades y fuerza, se ganaron el derecho a ser escuchados y Sebastian como buen político -y charlatán- había analizado la situación y conseguido una solucion diplomatica: él y Noa se unirían a mi división durante un año y de esa forma reducirian la deuda de esmeraldas a la mitad de la mercancía original.

Nick y yo habíamos bufado al enterarnos de las noticias y su absurdo discurso que era más fanfarronería que cualquier cosa, pero yo estaba secretamente complacida de tener a personas tan hábiles en nuestro equipo.

Nick se encargó de pulir el método de ataque de Sebastian y empujarlo más allá de su límite. Los primeros meses fueron difíciles, cualquier entrenamiento terminaba en pelea. Sin embargo, para cuando la deuda quedó saldada, Noa y Sebastián eran diez veces más letales que cuando los conocimos y habíamos creado un lazo de lealtad extremadamente fuerte.

Una necesidad de venganza contra los Reyes pudo haber ayudado también.

Noa y Sebastian habían decidido unirse a la división indefinidamente.

Si juzgaba su estatus en la división debido al comportamiento de los últimos ataques, podía apostar a que Nick había hecho un trabajo increíble como líder y ellos aun eran leales a él... Saber si me apuñalarian o escucharian a mi era la verdadera pregunta.