CAPÍTULO XIII.

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CAPÍTULO XIII: VETE Y OLVIDAME


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--Suéltenlo o aquí mismo se mueren malditos—

Si esperas a que la vida sea predecible y te justo lo que necesitas déjame decirte que eso no va a pasar.

El chico se bajó de mi cuerpo Enmedio de su cometido y miró levemente hacia atrás.

Jonny se mantenía firme en la entrada del callejón sosteniendo entre sus manos una pistola con la cual apuntaba hacia los pandilleros, tenía miedo, pero no lo demostraba. Ellos me soltaron de las manos y pies--tranquilo amigo, no es para tanto--habló el jefe.

--¡Lárguense de una maldita vez!

-o que! - uno de ellos intentó enfrentarlo- ¿vas a disparar? - preguntó escéptico.

-atravesaré una bala en tu puto cráneo- habló firme en la voz disparando hacia el aire.

Y sin dudarlo

Todos salieron corriendo por el lado contrario de donde estaba él, me levanté con la ropa toda desgarrada con una y otra lágrima cayendo por mis mejillas, me encontraba neutro y con sangre Enmedio de mis piernas. --yo, yo... Yo, yo, estoy bien.

--mi amor--Jonny corrió a sostenerme justo en el momento en que me desmayaba por el colapso de mi mente y sentimientos.

No puede ser que en verdad haya pasado, que lo haya permitido.

Todo se apaga a mi alrededor, todo se vuelve negro.

[LA DIA SIGUIENTE]

Narrado por Jonny:

Corrí por el pasillo del hospital, no resistía un día más sin ver a mi novio, nunca me perdonaré por lo que le hicieron, nunca me perdonaré el ser yo quien pudo haber detenido esa aberración, pude haberlo hecho... en medio del ajetreo detuve a una enfermera que pasaba por el lugar.

--disculpé la interrupción, ¿sabe dónde se encuentra Kris Meier? -- pregunté a la enfermera denotando preocupación.

Ella revisó unas hojas que llevaba en un folder durante un buen rato --ah, sí... Está en la habitación 35--mencionó siguiendo su paso.

Asentí para después empezar mi camino hacia la búsqueda de esa habitación, subí al ascensor ansioso por ver a mi novio, el ascensor se abrió y salí presuroso visualizando la habitación a pocos metros, sentí una gran felicidad al verla, ya vería a Kris y le pediría perdón por todo lo que pasó, siento no haber llegado antes para protegerlo, le diré cuanto lo siento, le pediré perdón, arreglaré las cosas.

Estaba a punto de entrar, puse la mano en la perilla de la puerta, pero un hombre alto salió impidiéndome la entrada, me quedé parado sin saber que hacer o siquiera saber por qué me estaba bloqueando la entrada a un sitio al cual tengo derecho de entrar.

Diario De Un Chico Gay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora