La Dra. Jung tiene dos grandes problemas, una paciente imposible de nombre Nayeon, a quien ya no le importa absolutamente nada y termina por deshacerse de cada enfermera a su cuidado. Y en casa, su problema más personal y difícil, su hija Mina, con...
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Mina Jung, edad 18 años, originalmente es de nacionalidad japonesa y había estado viviendo en Japón hasta que su familia tuvo que regresar a Corea. Mina culpa a Jessica, su madre, a quien ya no miraba muy bien desde cierto incidente.
Retomando a la joven Mina, a pesar de no ser hija biológica de Jessica, el carácter y la marca Jung lo tiene como si hubiese nacido de esta. Es una chica fría pero muy cálida y dulce con sus seres queridos.
En los últimos años, desde que llego a Corea cambio por completo, ya no solo era fría también se portaba de manera dura y cruel, se volvió directa y perdió el tacto, si algo le disgustaba te lo diría al instante, casi no sociabilizaba y mantenía un semblante de pocos amigos, los chicos y chicas a su alrededor comenzaron a temerle y mantener distancia, así como a inventarle apodos.
Se convirtió en Black Swan, el cisne negro, apodo siniestro acorde a su marca familiar, su madre era apodada Ice princess, su otra madre también tenía un apodo porque cuando se enojaba causaba terror, si, tenía dos madres, una familia homoparental. Y así sucesivamente los Jung eran conocidos por dar miedo, por lo que estaba preparada para cualquier apodo.
Sus únicas amigas era dos compatriotas, Momo y Sana, las cuales eran pareja por lo que no eran bien vistas por el resto de personas, al ser ambas chicas. Mina por sus madres no tenía problema con ningún tipo de relaciones, las defendió un día y desde esa ocasión el par no se le despego, lograron hacerse buenas amigas, mejores para ser exactos.
A pesar de su difícil carácter seguía siendo interesante para varios chicos, su belleza y ese semblante intimidante atraía a muchos, los cuales rechazo innumerables veces hasta que decidió darle oportunidad a uno de tantos, con el duro un par de meses ya que termino por cansarle.
Lo único que le interesaba era el ballet, lo practicaba desde niña, era su mundo, uno donde no pensaba en nada que la hiciera sufrir, uno que la tranquilizaba.
Sus otro intereses era lo que deseaba hacer con su vida, su sueño era ser psicóloga, apenas terminara la escuela básica se matricularía en una universidad lejos de Jessica, si pudiera regresaría a Japón o se iría a otro país. Tenía resentimientos contra su madre muy marcados que no podía eliminar.
-Mina. Te llevo a la escuela. –Se ofrecía Jessica.
Mina frunció el ceño dándole una mirada fría. -No.
-Hija. –Suavizo su voz lo más que pudo.
-Jessica. –La nombro de manera retadora.
-Mina. –Su otra madre aparecía.
-Se le olvido que hoy das clases y me iré contigo. Y parece que también se le olvida que nunca me voy con ella. –Salió al auto sin siquiera tomar desayuno o mencionar algo más.
-Ve, es ahora o nunca. –Le entrego las llaves de su auto.
