— Odio esta mierda— susurre y Justin me fulmino con la mirada por unos segundo mientras fumaba su cigarrillo, su cabello estaba desordenado por las tantas veces que paso sus manos por el, su rostro no mostraba ni una emoción excepto enojo.
—¿Crees que a mi me gusta? ¿Dónde mierda esta tu puto teléfono?— Pregunto exasperado. Lo mire frunciendo el seño y reflexione que no era el momentopara desafiarlo, una palabras mas salida de mi boca y el enloquecería.
—No lo sé— bufe.
—Dime donde esta el puto teléfono, ______.
—¡Que no lo sé, maldita sea!— Me levante del sofá propuesta a salir de una vez de toda esa tensión.
—¡Siéntate! — grito.
Me sobresalte y lo hice, asustada por su expresión. Parecía que iba a explotar y derrumbar todo.
—Justin… Cálmate— Trate de sonar suave, pero fue en vano ya que eso solo hizo que me mirara mal, muy mal.
—¡A la mierda con que me calme! Maldita sea, no estaríamos así si tu simplemente me obedecieras, mierda. ¿Qué haré contigo? Pusiste tu vida en peligro en esa maldita fiesta. ¿Entiendes el jodido significado de eso?
—¡Es suficiente! ¿Qué es lo que quieres? lo siento, ¿vale? Lo siento, maldita sea. Se que he sido una estúpida, pero es suficiente, no puedo mas — lo ultimo lo dije con la voz a punto de quebrarme pero tome aire y suspire, odiaba llorar en frente de las personas y mas enfrente de Justin, me acurruque a un lado del sofá y puse mi rostro en mis rodillas. El largo un cansador suspiro también y volvió a pasar su manos por su cabello, tiro el cigarrillo y se acerco a mi.
—Eres una jodida chica — Dijo para abrazarme y acurrucarme en su regazo como una bebé — Pero eres mi jodida chica, no soporto la idea de pensar que alguien podría haberte dañado.
—Yo… lo siento Justin — Susurre escondiendo mi cabeza en su cuello.
—Esta bien nena.
—Parezco una bebé así— solté luego de unos largos minutos de silencio.
—Lo sé, mi bebé — beso mi cabello y me sujeto con mas fuerza — vamos a descansar, fue mucha acción por hoy. Mañana aclararemos unas cosas ¿Esta bien?
—Lo que quieras — Dije bostezando, estaba realmente cansada— ¿No me bajaras?
—No, te llevare yo a la cama.
Le di una sonrisa risueña y caí dormida profundamente en su pecho.
***
Desperté por los fuertes rayos de sol que golpeaban en mi rostro, mire a mi lado y Justin no estaba. Me pregunte donde se encontraba hasta que escuche unos sonidos que venían de abajo. Supuse que sería él.
Me levante y me di una ducha, me puse una playera de Justin que me quedaba grande y un conjunto negro de ropa interior. No tenia nada que hacer y a ningún lado que ir ¿Así que porque me vestiría? Cuando estaba por abandonar la habitación, visualice a mi teléfono que estaba en una pequeña mesita de luz a un lado de la puerta, recordé que Justin anoche lo quería entonces lo agarre y baje rápidamente pues mi estomago exigía comida.
— Justin, tengo mi teléfono — Dije entrando a la cocina, el estaba comiendo cereal y miraba con atención el periódico, no llevaba nada mas que un boxer, estaba muy sexy.
— Oh… dámelo — me miro de arriba a abajo para luego sonreírme pervertidamente — Acércate — susurro.
Camine lentamente a él con una sonrisa parecida a la suya y cuando ya estaba a su lado me agarro de la cintura y me beso apasionadamente, sus manos bajaron hasta mi trasero y lo masajeo.
—Me encanta empezar el día así — dijo a centímetros de mis labios, le di una sonrisa y me aleje para sentarme, o probablemente terminaríamos haciendo el amor en la mesa, como paso ya muchísimas veces.
—Esta mal exhibir algo que no vas a dar ¿sabes?
—Lo sé, soy mala — le sonreí y me prepare mi cereal.
—Muy mala, pero luego me encargare que lo dejes de ser y cumplas con tu deber.
—¿Mi deber he? — Lo mire burlonamente.
— Si, nena. Vas entendiendo…
—Esta bien, dime ¿Para que necesitabas mi teléfono? — su rostro borro todo tipo de gracia y se torno serio. Me maldije internamente por preguntar aquello, me gustaba más cuando todo era sonrisas y juegos.
—Necesitaba el número de tu amiga, esa con la que fuiste a la fiesta — me alarme de inmediato.
—¿El numero de Angie? ¿Para que lo quieres?
—Para advertirle que no voy a permitir que mi novia haga la vida de zorra como ella, llevándote a fiestas en las que te podría haber costado la vida.
—¡Ella no tiene la culpa! No debes meter a Angie en esto, fui yo la responsable. Ella ni siquiera sabia que iban a ir los MeetsEvil y de todos modos si lo sabia, es ignorante de la maldita guerra que ahí en los distintos grupos de mafia.