El maldito abanico blanco suena demasiado, la calor maldita, y este tipo malditamente gordo no me deja ni moverme. Luego de hacer conmigo lo que quiso se ha quedao' dormido y aun no me ha dado la paga por el rato. No puedo cogerle los chavos, pienso, eso le ha causado la muerte a más de uno de nosotros. El sol empieza a salir, veo los destellos finitos de luz entrar por las rendijas de la ventana. Maldita sea esta vida, quiero que se vaya, me digo. Y esta, ahi casi roncando. Nadie me manda a ser puto. Pero bueno, de algo se hace uno la vida.
Pasa un rato y me quedo casi dormido, cuando siento la mano grande del hombre hacerse paso por entremedio de mis piernas hasta llegar a mi pene. Comienza a rosarlo, pero lo paro en seco. "la segunda paga doble" le digo "los vale" me contesta. Así que me dejo llevar. Muy pronto logro una ereccion que en realidad no quiero, y el ya esta de frente a mi, yo acostado y él intentando besarme "no beso a clientes" le repugno y me besa el cuello como aceptando mi decreto. Continúa el sobeteo, y siento su mano haciendo su camino hacia mis bolas, las soba, saciandose. Yo no siento nada. Pero, contesto a sus deseos. Lo tiro pa' la cama, le beso el cuello como si me gustara lo que hago, le agarro el bicho y violentamente lo froto hasta ver que el placer lo controla. Luego bajo mi cara hasta ese miembro feo y descalabrado, velludo, y lo meto en mi boca, pienso por un segundo en cuantos putos se habrán encontrado en la misma situacion que yo, con ese hombre feo, amorfo. Pero opaco el pensar. "Tengo prisa" me dice "quiero que me claves tu ahora" continua. Obedeciendo lo volteo dejándolo acostado boca abajo en la cama. Agarro un condon de la gaveta, me lo pongo, pero antes el me dice ""lambeme" el culo papi" en mi interior siento las náuseas. Miro su roto y mas nauseas. No hay mas que pelos allá abajo, pero obedezco porque si no, no hay paga. Cuando me replica "clavame" me posiciono como quiero, y voy metiendoselo, medio mongo por el asco, por ese oscuro y velludo culo, maldita sea. Siento como las paredes del culo de esa ballena de hombre abrirse y lo escucho en extasis.
Despues del rato dandole lo pongo en cuatro y lo masturbo hasta que logro que se venga. Me dice que yo me venga y yo espero un rato para complacerlo. El se levanta, se viste, me tira el dinero sobre la cama. Yo prendo un cigarrillo y le señalo a la puerta. Sale y se va solo. Ya son las ocho de la mañana y yo estoy desnu' mirando mi cuerpo y asfixiando mis pulmones. Que asco, me digo. Veo el dinero y ni lo cuento. Si me llego a enterar que no me pago completo, me muero.
Me levanto de la cama y me miro al espejo, mi delgado pero musculoso cuerpo está arañado y marcado. Algunas marcas le pertenecen a ese gordo atroz, otras, pues a otros. Ninguna me gusta. Me vienen recuerdos de la escuela, cuando tenía sexo por placer y me gustaba que me marcaran como diciendo "esta carne es mía, y con ella goce". Las marcas que llevo ahora me gritan a la cara "puto". No me importa, no hay de otra. Total, para que más sirven los hombres si no es para eso, para serles putos, y total, ellos siempre tienen a más de uno.
Despues de mi rutina de odio a la vida, salgo a comprar comida en el lugar de siempre. Entro a la panadería que queda a medio bloque de mi casa, saludo a los viejos de siempre que como siempre preguntan por la familia y etcétera, pido lo de siempre, hago lo de siempre. Vuelvo a la casa, recojo un poco. Abro la nevera vacia, la cierro, que manía. Me voy al cuarto, saco las pepas, me las tomo, y ellas hacen el trabajo que deben y me duermo.
A eso de las diez me llama un compañero de la disco, me dice que hoy esta "explota'", hacemos varios chistes y salgo de camino al jornal (uy que palabra de domingo esa) nocheriego. Una vez allí agarro la comida que el chef siempre me deja, me trago la comida. Me pongo mi uniforme (o mas bien me quito la ropa) y salgo a entretener a los maricones sucios de mi isla.
Veo las mismas caras de siempre. A lo lejos veo a Angel riendose con un chamaquito probablemente de chavo, se cree que se lo va a llevar, pero el chamaco no necesita pagar, así que no lo logra. Llevo tres años en esta mierda, y ya conozco a los que pagan y a los que quieren de gratis, como necesito chavos, a quien busco, obviamente, son a los que pagan. Pasa un rato y veo a uno de mis regulares llegar por la puerta. Uno de los anfitriones lo lleva a su lugar de siempre. Viene engafao', como siempre, con su porte de "maliante" (es bichote) me mira y levanta la cara como diciéndome "coge pa' 'ca" y para alla voy. No hago más que acercarme que me agarra por la mano poniéndome un saquito de pasto, creo que un veinte, en ella.Le sonrió con la sateria planificada "tu sabes lo que me gusta a mi papi" le digo "y tu lo que me gusta a mi" me responde sonriendo mostrando unos dientes bien jodios. Entonces, cambio mi porte, ahora soy más hombre que hace un rato y el más mujercito. Caminamos sin tocarnos hacia las escaleras. El guardia me hace seña y el anfitrión a su lado apunta.
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En 24 horas
Short StoryUna recolección de cuentos que se derivan de la experiencia vivida del autor. Cada cuento le dejará con un sinsabor, sin embargo, cada uno de ellos será muy diferente. Todos han sido alterados de tal manera que no representan la realidad de la que...