Y me gustaría que me dieras una señal para saber cuándo empezar a amarte. Quizás un susurro o un caricia o una mirada fija. O todos esos. Haz como que toses para llamar mi atención, tócame accidentalmente y si no quieres, si no me quieres, si no me deseas; entonces dime su nombre.Alguien debe estar en tu mente para que no me susurres ni me acaricies ni me mires. O la suma de todos esos. Cuéntame, cariño. ¿Quién me ha reemplazado?