Cuidando de ti [2/2]

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Es bastante corto, pero aún así espero que os guste.

Aviso de Lemmon. Los personajes no me pertenecen



CUIDANDO DE TI [2/2]


Bakugou paró en seco y miró a Deku a los ojos, esperando.

-Dilo. –El rubio mordió le cuello- Si no lo dices no seguiré.

Izuku se preguntó de nuevo cómo era que habían acabado así, desnudos en su cama y con Kacchan haciéndole el amor.

Su pierna herida, con la pantorrilla enyesada era sostenida por Bakugou y éste estaba cuidadosamente encima suyo, ahora quieto.

-K-Kacchan... Yo... –Izuku se puso más rojo si podía y cerró los ojos de la vergüenza- Quiero que m-me...

-No te escucho bien, estúpido Deku, habla más fuerte.

El peli-verde miró los ojos de Bakugou. Una mirada de lujuria y diversión a partes iguales. Supo que él no continuaría con sus embestidas si no decía lo que quería oír, pero a Izuku le daba mucha vergüenza.

El rubio perdía la paciencia y cogió al chico por el cuello con una mano.

-No me hagas esperar. –Le costaba mucho aguantarse las ganas de moverse-.

Entonces Izuku en vez de mostrarse asustado reaccionó de manera totalmente inversa. No supo ni él mismo por qué, gimió al sentir la mano de Bakugou apretar su cuello y se le humedecieron los ojos a la vez que el rubio notaba cómo se apretaba a su alrededor.

Sorprendió a Bakugou y le encendió más.

-K-Kacchan, f-fóllame cómo quieras, so-soy tuyo. –Esas palabras le mandaron escalofríos de placer a Bakugou además de alimentar su ego-.

Y no tardó en volver a embestir a Izuku, rápidamente. Mordió el cuello y el hombro del chico con una sonrisa y notó como el peli-verde le arañaba la espalda.

En la habitación se escuchaban los crujidos de la cama, el choque de piel contra piel y sus gemidos y gruñidos.

Bakugou no iba a durar mucho más, había estado jugando con Izuku antes.

Empezó a masturbar al peli-verde a la vez que embestía de forma más irregular y tosca e Izuku supo que le quedaba poco para terminar, así que le rodeó por la nuca con el brazo bueno y juntó sus labios en un beso apasionado.




A la mañana siguiente Bakugou despertó mucho antes que Izuku. Al final se habían quedado tan cansados que se durmieron en cuanto se limpiaron.

Acomodó mejor al peli-verde en la cama y se levantó al escuchar el timbre.

No debería abrir la puerta, pero el que picaba era muy insistente.

Al final decidió abrirla cuando escuchó quién era desde la ventana.

-Izuku, estamos aquí, abre. –Todoroki le llamaba desde abajo-.

-Estará durmiendo. –Se escuchó la voz de Uraraka-.

-Volvamos más tarde. –Iida respondió-.

Con una sonrisa de suficiencia el rubio se puso unos pantalones, bajó a toda prisa y abrió la puerta como si nada.

-¿Qué queréis? –Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados, internamente satisfecho por los rostros de sorpresa que mostraban sus compañeros-.

-¿Bakugou? ¿Qué haces aquí? –Todoroki frunció el ceño-.

-¿A ti qué te parece?

El rubio soltó una risa cuando Uraraka se puso más roja que un tomate y cuando Todoroki se quedó más blanco que el papel. Iida se mantenía estoico.

Les cerró la puerta en la cara y fue a hacer el desayuno mientras escuchaba cómo se iban sus compañeros sin decir nada.

Bakugou nunca olvidaría la cara de espanto de Todoroki.


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