Te inmortalizo en éstas hojas,
porque con esos ojos que tienes,
mereces que se gasten tinta, dos tazas de café,
y un insomnio entero, para ser recordado.
Ojos color miel a primera vista,
con un toque dorado que le quitas al sol.
Y cuando me miras y me dices más,
tienden a volverse oscuros,
tiernos y perversos ojos miel.
Te escribo en éstas páginas,
porque siempre anoto en algún papelito
las cosas que no quiero perder jamás,
debo avisarte, que conté cada pestaña tuya,
mientras te contaba cómo fue mi día,
que memoricé las líneas que se te forman
cada vez que sonreías,
y que me temo, que tardaré un buen tiempo
en reemplazar esos ojos,
con otros que aunque no sean igual de miel,
me sepan querer.
