Capítulo 10

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La profesora de matemática anuncio que la evaluación es la próxima semana. Lo único que puedo decir es; no tengo ganas de practicar.

—¿Al final Zayn irá a tu casa? —me preguntó Matilde a voz baja así la profesora no escucha.
—No sé, no creo. —le conteste sin interés mientras apuntaba la fecha de la evaluación.
—Ah... por cierto, combinaste muy bien ese pantalón. ¿Dónde lo tenías?
—En el cajón del armario. —le dije con gracia.
—Ah... y te queda mejor que el blanco.

No le dije nada solo asentí en silencio.

—¿Zayn irá a tu casa? —me preguntó Jade con voz baja mientras se daba la vuelta así podía mirarme.
—No sabe, porque por alguna razón de la vida no vino a clases. Qué casualidad. —Contestó por mí, con cierto sarcasmo.
—¿Enserio? Que cagón que es. Ni que lo fueras a morder. —me dijo y luego rio—. Matilde... ¿Cómo harás con Horan?
—No sé. Estuvo faltando y creo seguirá así hasta la semana que viene.
—Tendrá vergüenza.
—Seguro... así que, por mientras empezare yo con el trabajo. No pienso reprobar por su culpa. —Hubo una pausa—. ¿Y tú con quien tienes que hacerlo?
—Con Tomlinson.

~

El día había pasado rápido, y no me lo esperaba. Creí que sería como esos días que duran una eternidad. Matilde le conto a Jade lo que había pasado con Harry... el hoy faltó a la escuela así que no pudieron hablar en el recreo tal y como le había propuesto. Había amanecido con fiebre y migrañas, según lo que le contó a Matilde.

Bueno, son las 4pm, estoy sola en casa mirando televisión. Cuando llegué de la escuela, lo hice hecha un cubito de hielo. No había llevado campera y tuve que congelarme en el camino.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue encender la calefacción.
Me había dado hambre, y estaba a punto de meter una porción de pizza ya hecha al microondas. Pero el timbre del teléfono me interrumpió.

—¿Hola?
—Hola Leah.
—¡Hola papá!
—¿Cómo has estado cariño? —me preguntó. Noté su voz rara.
—Pues bien, aquí esperando a que mi tía Nora venga.
—¿No ha llamado? —me preguntó preocupado.
—Mm, no. Estuve esperando a que llame, así me decía que día exactamente estaría acá. —le comenté.
—Ah... bueno ya irá a llamar. Ella me dio la palabra de que a más tardar el viernes estará allí. Esperemos que así sea...

Mi tía Nora es la hermana de mi padre. Yo no conozco a casi ninguno de mis tíos de parte de él... mi papá nació en Grecia al igual que toda su familia... pero al terminar los estudios vino aquí sin ningún conocido y allí fue en donde conoció a mi madre... ella estaba cursando sus tres últimos años en la escuela de Medicina. Aunque no pudo recibirse de pediatra, tal y como quería. Pues, no logro hacerlo porque salió embarazada, de Selene. Allí fue cuando se juntó con mi papá, se llevaban de maravilla. Y bueno, se volvió una madre y ama de casa.

Ella no quiere admitirlo, pero yo sé que este no era el futuro que ella de joven se había planeado.

—Bueno... ¿Y cómo están Peter y Selene?
—Bien... hija, bien. ¿Tu como estas?
—Yo bien... Matilde se la pasa en mi casa. —le dije con gracia—. No quiere que este sola aquí.
—Tú si quieres puedes ir a dormir a casa de ella... así no pasas la noche sola.
—Sí... me dijo. De hecho, quedamos para mañana. —En ese momento sonó el timbre de la casa. Me puse de pie, y con el teléfono en la mano fui a ver quién era.
—¿Y cómo te va en la escuela? —me preguntó.

Un segundo antes de que mi padre me hubiese preguntado aquello, yo había abierto la puerta. Estaba perpleja frente a ella y con el teléfono en la mano, con mi papá a línea. Sentí su voz así que me decidí por hablarle.

—Papá, tengo visitas... ¿Llamas luego? Adiós te quiero. —corté sin esperar su respuesta mientras continuaba mirando aquellos ojos–

Lo admire unos instantes... allí parado con las manos en los bolsillos de su pantalón. El me miro, en pocas palabras de pies a cabeza. Odie estar así vestida.

—Hola. —lo salude tímidamente sin creer que había venido.
—Hola.

Luego de eso hizo que más bien le salía. Incomodarme para que sea yo quien lo salude. Lo invite a pasar y sentarse en el sofá que estaba repleto de almohadas. Ya que yo estaba allí echada hace unos instantes. Le había ofrecido algo de beber... pero el muy tímido no quiso nada.

-—Ayer pase por la biblioteca y saque unos libros que pensé que nos ayudaría con esto. Veras, mi internet se echó a perder ayer por la mañana. —le comente. Ayer, antes de comprar la comida, había ido y me lleve como cinco libros.
—Que mal lo de tu internet. Yo también pensé en lo de los libros, pero me imaginé que lo arias tú. —Me dijo mientras se sacaba la campera.

No sé si tendré fuerza de voluntad para no mirarlo todo el tiempo. Debajo de esa campera de cuero tenía una musculosa. Me di la vuelta hacia la pequeña biblioteca que había en el living para ocultar mi calentura y demás. Me puse de puntitas y logre sacar los cinco libros que había guardado allí.

—Leah —me llamó y me voltee—. Perdón por no avisarte que vendría a esta hora... sé que habíamos quedado a la salida del colegio, pero no pude venir por unos problemas.
—Esta bien, no te preocupes. La cuestión es que, estas aquí. —le sonreí—. ¿Seguro que no quieres nada de beber? —Le pregunten nuevamente. Soy molesta lo sé, pero no quiero que se sienta incómodo. Por ahí si quiere y por vergüenza no pide. El me miro y negó en silencio con la cabeza.

Mientras le dejaba los libros en la mesa, me percate que yo estaba con una musculosa y mi brazo estaba a la vista. No quiero que el vea mi brazo cortado, no quiero que crea que soy una loca.

—Ahora regreso. —le dije mientras estaba rumbo a la escalera.

Me dirigía a mi habitación, deseando que el viniera tras mío y así... nah mentira.

Revolví todo mi placar y me puse una campera de tela fina gris, la cerré por la mitad hasta la altura del pecho. Tome en cuenta cambiarme de ropa, pero quedo muy obvia si lo hago.
Baje las escaleras y me dirigí a la cocina. Había dejado la pizza afuera del microondas. Tome el plato y lo guarde en la nevera. Luego me acerque a él.

—¿Por qué te cambiaste? —me preguntó de repente. No esperaba que me lo preguntara. Encima que estoy con los nervios encima para no comportarme como idiota frente a él, se le ocurre mirarme a los ojos cuando me habla. Eso hace que me derrita.
—Me dio frío. —mentí.

~

Bueno, me siento desalineada así vestida. Pero no pienso cambiarme de ropa, si no pensara que me arreglo solo por su presencia. Me desate el cabello y lo invite a sentarse en la mesa. Así será más práctico para escribir.

—Bueno la primera pregunta dice que cuales son las fuentes de energía alternativas. Esa es fácil así que no crea que haga falta buscar.
—La hago yo esa. —me dijo y comenzó a escribir—. ¿No dijeron si tiene que ser escrito a mano o a computadora?
—Escrito. Creí que estabas atento.
—Si, no, es solo que, estaba distraído.

Y así nos la pasamos casi toda la tarde. Escribiendo, consultando libros. El escribía y yo buscaba. Me sorprendí al ver que es más prolijo que yo, mucho más. Su imprenta es totalmente perfecta. Aun no logro entender porque va mal en algunas materias... será porque no le interesa mucho el estudio.

No hablamos casi nada. O sea, ¿De qué vamos a hablar? Él no me preguntaba nada acerca de mí y tampoco sacaba tema de conversación. Solo estuvimos resolviendo este trabajo estúpido que me permite pasar tiempo con él... así de cerca.

Ahora que me doy cuenta... ¿Cómo supo donde vivía?

Cambiaste mi vida -Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora