A los 8 años empecé a usar zapatillas de punta las cuales vieron mis peores caídas y golpes tanto como mis mayores logros, con ellas sentí lo que es volar sin necesidad de tener alas, me dieron la libertad de soñar y arriesgarme a probar cosas nuevas y a más que nada acreer en mi misma.
Mis puntas son parte de mi cuerpo, ellas me acompañan, tanto en ecenario el día del festival como en los ensayos.
Son como las piernas de un futbolista o los brazos de una gimnasta.
El dolor al usarlas ya es normal para mi, el sostener todo el peso de mi cuerpo en un sólo dedo, mantener el equilibrio sobre un espacio reducido.
Las vendas, punteras y cintas son principales para poder experimentar lo que es usar puntas.
Todas sabemos que el pararse sobre las puntas ya implica dolor, mientras tensionamos cada uno de nuestros músculos para no perdel el equilibrio y la estabilidad.
Mis puntas son mis mejores amigas...
