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Antonio nunca demostró interés por el arte, porque no lo entendía, y porque desde el renacimiento, Lovino tenía algo de lo que se enorgullecía por ser Italia; algo que nadie le podía discutir: las obras de arte italianas.

A Lovino se le da mucho mejor la escultura y el color que el dibujo, en eso destaca Feliciano.

A mediados del siglo XVI, tanto Emma, como Govert, Lovino y Antonio empezaron a competir por sus obras de arte (que ni bien eran hechas por ellos mismos, pero al menos por autores de sus nacionalidades).

Desde hace mucho, los cuatro son unos aficionados a la crítica de arte, e incluso se reunen en algunas ocasiones para crear sus piezas originales.

Destacan en:

Países Bajos: Dibujo
Bélgica: Pintura al óleo
España: Nada en particular, pero le gusta bailar.
Italia: Escultura

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