Femme fatale [+18]

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Este relato también está publicado en Ficción Romántica (al menos, próximamente)

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Este relato también está publicado en Ficción Romántica (al menos, próximamente).

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En el mundo oculto de Floresty, las mujeres eran entrenadas para matar. Pero no eran unas asesinas comunes, no. Estaban educadas de tal forma, que con un simple acto eran capaces de dejar sin vida a cualquier hombre con el que estuvieran. También habían sido concienciadas para tomar medidas preventivas: el embarazo no estaba contemplado para ellas, ni siquiera el amor existente entre un hombre y una mujer. No sabían que ese sentimiento existía ni el increíble poder que podría llegar a tener.

Coral no conoció a su familia biológica, pues sus padres la vendieron al nacer por falta de dinero y comida con la que alimentar al resto de sus hermanos. Fue una niña no deseada entre los suyos y, por eso, pasó a formar parte de la Hermandad. Al menos sus hermanas sí que sentían aprecio por ella. No tienen una idea clara sobre las emociones, pero las sacerdotisas habían mantenido la premisa de que debían respetarse entre ellas y no traicionarse jamás.

La traición era lo menos tolerable por las sacerdotisas y, en consecuencia, para las hermanas.

Sin embargo, Coral era una hermana rebelde, o quizá fuera la edad, que le inducía a serlo. No acataba las órdenes ni se dejaba doblegar cuando la castigaban sin comida durante días. Hacía muchos años ya que no aplicaban la tortura física como castigo, pues necesitaban la belleza para poder cautivar a sus víctimas, por ese motivo la joven Coral no era castigada con la peor de las torturas habidas y por haber.

Sin embargo, la peor de ellas –sin considerarse como tal–, era el momento en el que todas las muchachas, al cumplir los dieciséis años, eran entregadas a desconocidos exclusivos que se encargaban de quitarles lo más preciado: su inocencia. El momento en el que a Coral se la despojaron, fue bastante doloroso y destructivo para ella. Después de que aquel hombre la manoseara y la besuqueara por todas partes, lo que menos deseaba era rebelarse contra nadie. Su espíritu libre, de repente, se vio enjaulado de la peor de las maneras y no hubo forma de recuperar a la dulce y rebelde Coral. Se convirtió en una mujer sin escrúpulos, en una femme fatale de los pies a la cabeza.

El orgullo de la hermandad.

Sin embargo, todas las noches, en la soledad de su habitación, lloraba como nunca antes lo había hecho. Porque en ningún instante de su vida había encontrado un motivo por el que hacerlo. Y hasta los veintiún años permaneció llorando todas las noches en la oscuridad, hasta el mismo momento en que se dio cuenta de que ya no albergaba más lágrimas que derramar.

***

—Esta es tu noche, Coral. La noche del estreno más esperado de todos los tiempos. Vas a poder convertirte en toda una femme fatale, querida nuestra —dijo una de las sacerdotisas, la más humana de todas, que se encontraba frente a ella con la cara oculta bajo la tela de su túnica—. Y si todo sale bien, pronto podrás optar a formar parte del Círculo de las Sacerdotisas.

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