Ante mis ojos nada era felicidad, veía gris por todas partes, mi corazón latía más lento de lo normal, nada de esto se compara con mi dolor al ver partir a mi papá lentamente.
Nueve años, papá ingresó a urgencias después de entrar en una crisis, se pensaba que su cáncer había sido erradicado, los médicos no encontraban explicación alguna para que sus pulmones se llenarán de líquido por tercera vez. Al salir de la escuela iba directo a cuidados intensivos a verlo, lo tuve una semana más conmigo, murió a las 10:45 pm un viernes de julio.
Después de su muerte, ya nada fue igual, tuve que asistir diario a un psiquiatra, estuve bajo medicamentos durante 2 años, no comía bien, no dormía bien a causa de las pesadillas, no salía de mi habitación, me hice daño, tanto que tuve una intoxicación y un estado crítico por pérdida de sangre.
Muchas veces intenté hacerlo de nuevo, al parecer nada funcionó, mamá guardó todo aquello con lo que pudiera hacerme daño, caerse es sencillo, aprender a levantarse es lo duro.
Cuando conseguí dormir, tenía que despertar justo en el momento exacto en que un sujeto extraño me ofrecía su mano diciendo "Ya es hora de irnos, si vienes no habrá más sufrimiento" justo en el momento en que despertaba mi corazón estaba por entrar en un paro.
Cuando dejaron que volviera a la escuela, las cosas empezaron a cambiar un poco, Killian llegó a mi vida cuando estaba en octavo grado, la docente de lenguaje puso un trabajo en parejas, las asignó a su antojo, fue allí cuando me vi obligada a socializar.
-Hola, mi nombre es - no lo dejé terminar
-Killian, ya sé, bien comencemos el trabajo- frunció su ceño
-Eres así de seria todo el tiempo, o te ríes a ratos?- lo miré y fruncí mi ceño, devolví la mirada a mi cuaderno- no hablarás?
-Quieres concentrarte en el trabajo, o seguirás haciendo preguntas tontas?
-Bien, eres amargada
Confieso que era algo molesto, al inicio no eramos los mejores amigos, de hecho parecíamos perros y gatos. Killian siempre hacía preguntas tontas que me sacaban de mis casillas, la bella docente tuvo una idea bastante estúpida, por el resto del año trabajaríamos en parejas, mi peor pesadilla se convertía en realidad.
Un día en la hora del almuerzo estaba camino a la mesa de siempre, la última que estaba en la esquina de todo el comedor, Killian venía siguiéndome, al pasar por una mesa escuché que un grupo de chicas vociferaba cosas de mí que no eran ciertas.
-Ey tú, la chica que se cree el centro del universo, la chica hueca
-Te refieres a mí?- la chica hueca, tonta, y voluptuosa habló
-Sí, más te vale que la dejes quieta, si tienes envidia de que ella tenga lo que tu no, con eso me refiero a un cerebro, ah se me olvidaba, también amigos leales y sinceros, además de chicos que se mueran por conocer la persona que es y no su cuerpo al desnudo, yo de ti mejor dejo de hablar cosas que no son ciertas niña hueca, y si me entero que lo haces te irá mal querida barbie hecha al 100% de plástico.
Eso fue lo más bueno que había escuchado, fueron palabras hirientes para la pobre niñita consentida, Killian se sentó a mi lado y me miró, eso era incómodo.
-Gracias por defenderme
-No fue nada- le sonreí, llevaba tiempo diciendo que era amargada, ya era hora de darle la otra parte de mí- wow, tu sonrisa es perfecta
-No inventes, mejor come- tomé con mi dedo índice un poco de crema que estaba en mi cupcake y se la unté en la cara
-Estás jugando sucio, no esperes salir limpia de esto Cass
-Okey, lo siento, sólo no me manches mi linda ropa, ven acá, te limpiaré- pasé la servilleta por su mejilla.
Mi vida iba brillar de ahora en adelante, ese día llegue a casa con una sonrisa en la cara, nada malo pasaría, o bueno si, pero sólo sería subir a mi nube de cristal y ser positiva.
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Tendría que encarar a Eileen, yo merecía saber el motivo de la ruptura, era lo justo, me acosté en mi cama y miré al tejado, no recordaba que seguía allí, cuando papá estaba en perfecta salud pintamos un arcoiris y una nube de color rosa junto a una frase "Sube a tu nube de cristal cuando todo vaya mal".
Si terminó es porque algo mejor está guardado para mí, esperaría, pero en definitiva hablaría con Eileen.
Puse mi ipod en el Bose, la lista de Arctic Monkeys sonaba, mañana sería otro día, cerré mis ojos para entrar en un profundo sueño, al principio todo era negro, luego una pequeña luz se notaba a lo lejos, después no pude recordar nada.
Abrí mis ojos, paredes blancas, sonidos de maquinas, ya estaba asustada, mamá llegó a la habitación al ver mis ojos abiertos se puso a llorar, no sabía si era de emoción o de tristeza.
-Mamá, qué fué lo que pasó?
-No hables cariño, luego te lo explicaré, por ahora no te esfuerces en hablar- vi que detrás de mamá en el diván estaba alguien dormido, no pude ver quién era hasta que se despertó, habían pasado dos años, no entiendo como es que él sabe que estoy aquí, demasiadas preguntas y nadie me las va a responder.
¿Dónde estaba Killian cuando lo necesitaba?¡ vaya maravilla!
No entiendo que está haciendo Ethan aquí, no logro comprender nada de lo que está pasando a mi alrededor, empezando ¿cuánto tiempo he estado aquí?
-Mamá, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
-Una semana cariño, pero no te preocupes todo estará bien
-¿Cómo es que todo va a estar bien? Dime ya que fue lo que pasó
-No cariño, aún no estás lista para saberlo, es mejor que respires y no pienses en preguntas, te amo
-¿Qué hace Ethan aquí?
-Él estaba en casa buscandote cuando sucedió esto.
-Y con "Esto"a que te refieres?
-Ya te dije que no te lo diré aún.
Una semana llevo aquí, esto es casi imposible, llevo UNA SEMANA, eso es mucho tiempo, necesito mi teléfono ahora.
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Nubes de cristal
Teen FictionLos padres de Killian descubren sobre su condición sexual, y toman medidas drásticas, mientras que Cassandra intenta ayudarlo con todos los recursos que tiene a su alcance. Queridos lectores estaré dispuesta a recibir comentarios y responder mensaje...