Capitulo 8

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Pasaba la noche y todo se volvía más y más complicado, incluso a pesar de que todos estaban en el campo peleando se escuchaba que quería entrar a la cueva, Alfred le pidió a la mujer que se quedara atrás, pero había dos cosas que la mujer no hacia demasiado bien, obedecer y quedarse cubierta por un hombre, su puso su antifaz y se puso a trabajar con sus cuchillas, mientras Alfred mantenía a la niña segura.

La mujer no era aficionada las armas de fuego, para ella eran pesadas y ruidosas, poco confiables, pero su novio le había enseñado que ella tenía que tener el control sobre ella, había aprendido a como ocuparla con tanta experticia como él. A diestra y siniestra derrotaba Talons con las armas que le había hecho Roy especialmente para emergencias.

La mañana comenzó a levantarse sobre la cuidad y era hora de que todos los murciélagos se escondieran en la cueva, apenas vieron al pelinegro la mujer corrió con su niña hasta sus brazos escondiéndose en él, la niña había dormido a pesar de todo el bullicio y recién se había levantado y esperaba a su padre para desayunar como cada mañana, también se lanzó a los brazos de su padrino emocionada mientras él le ponía su gorra

-Jessica, hiciste un trabajo increíble en la cueva, por favor únete a Batman inc., te daremos el equipo que necesites

-estoy bien Dick, yo... estoy con mis chicos-dijo tomando la mano de Jason- no me malinterpretes, estaré cuando me necesiten pero no cuando quieran

-me gusta su actitud-dijo Robin

-ni siquiera la mires, mocoso-dijo con el ceño fruncido

-amo Jason, sería mucho pedir que se quedaran a desayunar

-Daisy tiene que comer pronto, es una gruñona cuando no come a su hora, además Roy debió llenarla con dulces ayer, así que creo que es un si

Roy tenia cosa que hacer en Gotham, al menos según él, así que se fue a ver la cuidad, mientras tanto la mujer caminaba curiosa por la mansión guiada por el pelinegro hasta una habitación, ni siquiera una partícula de polvo sobre ella, como si fuera ocupada cada día. Se metieron al baño y metieron a la niña a la bañera, mojando la cabeza de la pequeña con una tazón de cerámica, mientras la niña jugaba con el agua, ambos se miraban en silencio, entre los dos había encendido más que nunca su llama

-te amo Jason

-te amo Jess-dijo con una leve sonrisa- ¿te gusto Gotham?

-es extraño pensar que aquí creciste... siempre te voy a admirar cariño, soy tu fan número uno... es lo único que puedo pensar luego de lo de anoche

-burbujas-dijo la niña animada

-burbujas, Daisy... hermosa –dijo tomando el rostro de la mujer- te admiro también, no sé cómo pudiste pasar todo este tiempo sola con Daisy, aguantarte cada noche de saltar por la ventana a hacer lo que tú sabes mejor

De repente tocaron la puerta, ambos miraron sorprendidos al ver al mayordomo que les ofreció cuidar a la niña un par de horas para que ellos pudieran descansar, hace ya tantos años que no había tenido a un bebe entre sus brazos que quería sentir el calor de la niña cerca de él, la pequeña Daisy Todd.

Mientras tanto el pelinegro y su chica caminaban tranquilo por Gotham, la mujer fue guiada por los callejones hasta un oscuro y tétrico pasadizo, tenía las marcas de auto en el suelo a lo que él sonrió al tocarlas, habían pasado años desde que en ese lugar había conocido a su guardián, a su padre

-aquí es donde comenzó todo

-vaya-dijo mirando sonriente- casi te puedo imaginar robándole las ruedas a Bat

-era pobre... no tenía muchas cosas, algo tenía que sacar dinero

-lo se cariño, no te preocupes

-vamos hey... solo quería venir aquí, hacer una comparación, espero que Daisy no tenga que pasar por esto jamás

-jamás lo hará cariño, tenemos a Bruce como respaldo, a Roy y a toda tu loca familia

-lo se... espero que no se le ocurra la estúpida idea de ser Batgirl

-oh cariño, estoy segura que si sucederá-suspira- pero la entrenaremos bien, estará segura

-mientras no sea como el mocoso de Damián, no me importa-dijo abrazando a la mujer- han pasado años...

-vamos a comer algo, cuando te pones sentimental te pones amoroso

-es lo mismo cuando tu estas enojada nena, pero mucho más extrema-dijo tocando su nariz- pero eres genial

-gracias cariño-dijo sonriente- vamos a almorzar ya tengo hambre

Luego de pasear por todo Gotham volvieron a casa, la enorme mansión le hacía un poco extraño a ellos, que incluso su departamento en Los Ángeles le era espacioso y grande, ambos dieron un sonoro suspiro antes de entrar y ver a la niña tomada de las manos de Alfred mirando a sus padres sonriente al entrar, sin esperar más soltó las manos a su cuidador y corrió con sus regordetas piernas hasta sus padres, pasos rápidos e inestables mientras la mujer miraba maravillada y su padre le atajaba al llegar, sonrió emocionado, sus primeros pasos.

La niña miraba confundida a sus padres, su madre lloraba a mares mientras su padre gritaba emocionado por la niña, ella solo busco respuesta en el mayordomo que solo tenía una sonrisa alegre que darle, sus primeros pasos, sus deseados primero pasos esperando que salieron en aquel lugar que por primera vez en mucho tiempo no se veía tan oscuro y lúgubre, la mansión Wayne.

Pronto llego el pelirrojo y volvieron a casa, había decidido tomarse turnos nocturnos para cuidar a la niña y así los tres fueran a divertirse en las luminosas y cálidas calles de Los Ángeles.

Pero solo una semana después apareció Dick de improviso, esperando poder tomar el turno nocturno con la pequeña que ahora se paseaba con un antifaz por casa, con un arco de "juguete", no tenía flechas filosas ni nada malo, pero sabía más o menos como hacerlo y era buena dejando marcas en las blancas piernas de Arsenal, con pasos torpes persiguiéndole. A penas vio a su tío se abalanzó sobre él riendo y sonriendo buscando el regalo que tenía, unas galletas que Alfred le había enviado junto a un vestido floreado

-vine a revisar como estaban las cosas

-¿a espiar?-dijo Jason tomando a la niña- estamos en un caso ¿lo sabes?

-por eso mismo vine a ver a mi queridísima ahijada-dijo son una sonrisa- vine a liberar a Jess esta noche para que salga, sé que buscan a un proxeneta y que tienen muchas pistas, pero un señuelo es lo que necesitan, solo no tenían con quien dejar a Daisy

-primero, no hemos acordado que mi chica iba a hacer de señuelo, segundo, no eres su padrino

-es cierto Dickie-bird, es mi ahijada

-es la ahijada de Alfred-corrigió Red Hood

-es la ahijada de todos-suspiro la mujer- gracias Dick, lo aremos esta noche, no te preocupes ¿sabes cuidar niños?

-claro que sí ¿quién crees que se encargaba de Jason antes?... Daisy será pan comido

-nena-dijo el pelinegro- ¿vas a ser señuelo?... ¿y vas a dejar a nuestra niña con Grayson?

-si-dijo decidida- vamos a acabar con esto hoy...

La mujer se sentó sobre la cornisa de un edificio, había terminado con el proxeneta fácilmente, se había tomado muchas molestias para poder conseguir a quien cuidara a su pequeña, pero al menos tenía un poco de tiempo libre, dio un largo suspiro al sentir el aire cálido de Los Ángeles, pronto apareció Arsenal con una sonrisa y se sentó junto a ella

-pasamos muchas cosas en este lugar ¿no?

-que nostálgico ¿no?-dijo sonriendo- gracias por hacer que fuera por Jason... sin ti, Roy no sería tan feliz-dijo riendo

-lo se... gracias a ti por darme un cuarto, tres comidas al día y una sobrina

-basta de agradecimiento-dijo extendiéndole sándwich a cada uno- hora de la cena

-como los viejos tiempos-dijo la chica dándole un mordisco


Shadows in Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora