capitulo 7

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Su madre la miro un momento, tenía miedo de dejarla, pero su padre confiaba en su compañero, de cierta manera si confiaba, pero su pequeña era más que una misión era su pequeño tesoro. Se dio un minuto para pensar que haría si no tuviera aquella niña, como le había hecho feliz, incluso a veces pensaba que debía ir a Gotham con la niña para que conozca a su otra familia.

-Roy la leche esta lista solo debes calentarla, hay comida preparada ¿entendido? No le des demasiados caramelos a Daisy ¿entendido? Cualquier cosa debes llamarnos, la más mínima, estaremos cerca, lo prometo

-nena, déjalo él sabe

-claro...

-Jess ¿Cuándo te he decepcionado?

Era difícil decirlo, pero después de todo ella le conocía, no tenía altas expectativas del pelirrojo pero confiaba en él. Finalmente se fueron, dejaron a ambos sobre la alfombra jugando, aun no caminaba sin apoyo, ni un solo paso y eso de cierta manera le tenía preocupada a la mujer. Por esto la niña solo se paraba afirmada y caminaba tomando las manos de los adultos.

Roy estaba sobre la alfombra con algunas frutas que la mujer había preparado para que ambos comieran, cortadas pequeñas para que no se ahogara la pequeña, mientras el veía televisión la niña jugaba con un juego de té, regalo de Alfred claro, pequeñas tazas de plástico que a pesar de esto eran bonitas y a la niña le encantaban, sentada en el piso le entrego una taza al pelirrojo

-Roy

-oh, Duckie justo lo que necesitaba, una taza de té

-té -dijo riendo

-claro nena, té... a Al le encanta él té ¿y a ti?

-té -dijo mostrándole la taza

-claro, té

La niña sabía varias palabras, no unirlas pero sabía decirlas, además de que era muy inteligente de cierta manera, pero seguía siendo una niña pequeña, así que la soborno limpiamente para salir a pasear, le puso un vestido y una cinta en el cabello y se fueron a pasear por Los Ángeles. Era aburrió en realidad, pero le gustaba pasar tiempo con su ahijada, estaban ambos comiendo helado, ambos con la cara embarrada de helado caminando por el lugar, luego la niña se quedó dormida y volvieron a casa.

Cuando ella se despertó comieron la cena, sentados sobre el sofá con la mirada en la televisión, cuando de repente escucha gritos de abajo del apartamento. Se puso nervioso, no podía dejar la situación así y tampoco dejar a la niña sola, solo tenía una opción así que se preparó y puso a la niña una capa con capucha y un antifaz para esconderla, se puso el porta bebe que había hecho, cubierto de kevlar, obvio sabía que algo así le sucediera al menos una vez, tomo sus cosas y salto con una cuerda hacia abajo. La niña por lo menos no iba asustada, se iba riendo seguramente por los rápidos y agiles movimiento de Arsenal, había un asalto en el edificio de enfrente, que era una joyería muy importante en Los Ángeles, la mayoría de los famoso y estrellas de cine compraban ahí, habían recibido un cargamento importante y como siempre no podía estar exento de robos. La niña iba pasándole algunas flechas a Arsenal mientras iba riendo, agarrándole el cabello y diciendo algunas palabras que para él no tenían sentido.

-Mamá

-mamá se enfadara si lo supiera, Duckie

-mamá ya está enfadada Arse-dijo la mujer acercándose a él con Red Hood

-¡¿cómo diablos se te ocurre, Roy?!-dijo el pelinegro molesto

-hey... ¿acaso volviste a ser Shadow?

Shadows in Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora