Capítulo 5: Obra Fatal

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Andrew miró hacia las ventanas, pero luego sintió el peso de Dominic en el hombro. Al chico le había explotado el pecho, se había regado su sangre por todo el graffiti dándole un ligero tono rojizo a la obra, además salpicó la americana de Andrew. Obviamente hablamos de que al desgraciado le explotó el pecho, una calibre cincuenta lo partió en dos.

_ Ayúdame _ exhalo el chico.

Pero Andrew solo lo empujó a un lado y se volteo hacia Eliaris.

_ ¡Vámonos! _ Exclamo. Él esperaba verla horrorizada, impactada por el acontecimiento, pero en su lugar vio una expresión muy neutral, era demasiado fría, incluso para él.

Ella se le quedó mirando y luego volvió en sí.

_ Ah, ¡sí! Vamos.

Andrew bajó rápido los peldaños hasta donde estaba ella y le tomó el brazo para jalarla. La gente gritaba y corrían por todos lados desesperados.

_ ¡Corre Eliaris! Debemos llegar al auto rápido, si lo mataron a el tal vez nos estaban buscando a nosotros.

_ O... puede que esté jugando con nosotros _ contrapuso ella.

_ También podría ser. Luego hablamos de eso.

Llegaron a la salida del museo, había personas corriendo por todos lados. Salieron entre la multitud y subieron al auto.

_ Ahora que hacemos _ preguntó Eliaris.

_ Vamos al aeropuerto.

_ Pero, ¿y las cosas?

_ No dejamos casi nada, después compraré otras.

Afortunadamente había dejado la mayoría de las cosas en el auto, habiendo dejado en el hotel únicamente una maleta pequeña con algunas prendas. De modo que tomaron la ruta más rápida al aeropuerto,Andrew condujo a toda velocidad y en menos de media hora ya estaban allí. Se bajaron del coche, Eliaris entró al hangar mientras que Andrew buscaba al ex propietario del automóvil. Al encontrarlo habló con él nuevamente. Al regresar Eliaris le preguntó _ ¿Le devolviste su coche?

_ Bueno, devolver devolver... no.

_ ¿Qué hiciste?

_ Maté al tipo y lo metí en la cajuela, luego quemé el coche... porque si no era mío, no podía ser de nadie más.

_ ... No, es que no... no puede ser.

_ Sí, bueno, la verdad es que llegamos a un acuerdo monetario.

_ Lo sabía.

_ ¿Te lo creíste?

_ No, aunque la verdad pensé que le pedirías que lo llevará hasta Orlando.

_ ¿Y luego que haríamos con él? ¿Dejarlo tirado? No lo creo, es un coche muy bello.

_ No sé, pensé que tal vez comprarías otro avión para llevarlo por todo el mundo.

_ Estuve tentado, sí, pero mejor alquilamos uno en cada ciudad ¿no te parece?

_ Pues sí, jajaja. Yo tú ni siquiera estaría aquí. Has perdido bastante por ayudarme, pero la pregunta es ¿por qué?

Él se le quedó mirando como si sus palabras no tuvieran sentido, ella llegó incluso a pensar que lo había ofendido, pero luego le contestó _ Me causan gracia tus reacciones a mis bromas.

_ No puede ser que por eso hayas pagado más de diez millones por un avión.

Andrew le contestó en tono imperativo _ Mira, agradece que te esté ayudando. y agradece que lo hago no por dinero sino porque quiero, si quieres que deje de querer sigue preguntando.

Andrew Wolfram Y La Organización De La ThompsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora