Me paré en la esquina de casa de sus padres y lo vi ahí de pie con su móvil. Iba guapísimo, tenia el pelo perfectamente peinado iba con un traje negro y una camisa blanca. Estaba embobado asi que decidí pitarle, miró hacia arriba y sonrió mirandome. Comenzó a andar hacia a mi y abrió la puerta entrando.
J: pensaba que no vendrías -dijo mientras frotaba sus manos intentado entrar en calor-
A: tenia un problema pero ya esta -dije arrancando el coche- donde vamos?
J: te indicó -se abrochó el cinturón y miro hacia adelante-
Me guió hasta un restaurante italiano bastante bonito. Entramos y nos llevaron hacia una mesa, nos sentamos y nos trajeron las cartas.
J: como están los niños? -pregunto cuando ya habíamos pedido-
A: enormes -sonreí al recordarlo-
J: seguramente -sonrió triste-
A: Jesus sabes que cuando quiera los puedes ver -le dije poniendo mi mano encima de la suya-
J: gracias
A: no me las tienes que dar. Son tus hijos -le sonreí y me miro los labios-
J: deja de hacer eso -se tapó la cara-
A: el que? -le mire divertida-
J: sonreir de esa forma -me mordí el labio y rodo los ojos, me reí y negué con la cabeza-
A: no has cambiado nada
J: como que no?
A: sigues igual de crio que aquella vez que viniste a mi clase con la excusa de que te habías equivocado de dia
J: bueno bueno -se río- las cosas del pasado son del pasado. Ahora soy mas maduro
A: dejémoslo ahi -me reí y se río conmigo-
Nos trajeron la cena, y comenzamos a comer mientras hablábamos animadamente y reíamos. Acabemos y pedidos una tarta de chocolate para los dos de postre, nos la comimos entre risas y paguemos.
A: me lo he pasado muy bien contigo -dije mientras saliamos del restaurante-
J: yo también. Echaba mucho de menos estos ratos contigo -metió su mano en el bolsillo y saco algo, me lo quedé mirando y se arrodilló-
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