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"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas

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"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta."

Todo el mundo se esperaría miles de atrocidades por parte del  perro guardián de la reina

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Todo el mundo se esperaría miles de atrocidades por parte del  perro guardián de la reina. Ese tipo de secretos escabrosos que le dejarían las rodillas temblando hasta a el más canalla de los canallas ingleses. 

Todos se esperarían de él cosas aterradoras, y esto con más razón aún quienes sabían de su labor como perro guardían de la reina. Cosas ilegales, sádicas, que atentarían contra la moral de cualquier ser humano, no importa la obsceno que este sea. Sin embargo, el secreto de Ciel era algo mucho más sencillo y ciertamente mucho menos horrible que eso. Se podría decir que era hasta adorable.

Al conde le gustaba usar ropa de chica.

Y no solo adoraba la ropa, sino los accesorios, zapatos y hasta peinados. Le gustaba sentirse delicado, usar cosas suaves y los sombreros con flores.

¡Oh, cuanto les gustaban las flores!

No es que a Ciel no le gustara ser un chico, claro que le gustaba. Nunca le había desagradado ser uno. Solo... se sentía bien vistiendo cosas bonitas. Sombreros, flores, pedrería, vestidos amplios y lindos, pliegues, guantes, zapatos a juego y alguna que otra joya. Eso automáticamente elevaba su ánimo, como si todos sus problemas desaparecieran por unos breves instantes. La ropa de hombre era tan aburrida, y vestido como una chica se sentía en su salsa, tan contento que podría bailar. Se sentía hermoso, fresco, renovado, como si la suavidad de la tela pudiera limpiar todos los pecados que cargaba en su espalda. Alejaba la venganza, el odio, y todo lo que le hacía doler el pecho. No es que no le gustara ser un chico, o quisiera ser una chica en su totalidad. Prefería considerarse una mezcla de los dos, era como tener un alter ego. Un muy bien vestido alter ego.

Ciel no solía sonreír, pero cuando usaba lo que le gustaba usar (lujo que solo se podía dar estando dentro de la mansión), no podía evitar hacerlo. Era una sonrisa leve, recatada. Intentaba de ocultarla, pero era una sonrisa de todos modos. Vestirse así era algo que llenaba el hueco que sentía en el pecho, y aunque amara ser un muchacho, le hacía querer por unos momentos no serlo para poder usar cosas así a todas horas sin ser juzgado por nadie y sin tener miedo de lo que puedan decirle. 

❀ Fair Lady [SebaCiel] ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora