6. Hasta luego

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Veía la lluvia caer a mi alrededor, las luces de la ciudad y los autos que paraban en medio del desastre.
Ella estaba allí, tumbada al lado mío, sus ojos fijos en la tormentosa noche que se alzaba sobre nosotros pero sin duda en ellos aun había vida, algo que no podía decirse de mi.
Inerte y cubierto por un pequeño manto se encontraba mi cuerpo, desgarrado y sangrando. Yo lo veía todo desde el otro lado de la calle, como llegaba la ayuda, las personas que observaban con horror la escena y el hombre culpable de mi desgracia sumido en la desesperación.
Parecía irreal, estaba muerto.
Sentí un llamado en mi mente, alguien que repetía mi nombre alegremente. Reconocía esa voz.
Era la hora pero antes tenía que despedirme de ella.
Me acerque hacía en lugar, nadie parecía darse cuenta de mi presencia, me recoste junto al cuerpo de la joven mujer. Ella era hermosa, siempre lo había sido y quería que su rostro sea mi ultimo vistazo de esta vida así como había sido en primero.

-Hasta luego, mamá.

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