19. Nada

144 22 5
                                    

La soledad consumía su alma y la capacidad de sonreír la había abandonado. No le quedaba nada en esta vida, nada por lo que vivir o sonreír.  Lo único que tenía era dolor y tristeza.
Era hora de acabar con eso y por fin descansar. Por eso abrió la ventana y sin titubear decidió saltar.

Relatos nocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora