Capítulo 2: Chico inútil.

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Hablé mucho con Alfonso, sabía sus miedos, sus alegrías, sus pasatiempos y sus hobbies. Aunque, yo no le conté mucho de mí...

Siendo honesta, nunca antes había tenido una plática tan amena.

Me dijo que su familia vive hacia donde estamos volando, sólo fue de viaje a mi ciudad natal para hacer "unas cosas"
No quiso decirme qué cosas con exactitud, simplemente respondió con hombros alzados que no era algo importante. Claro que no insistí, si él no quiere hablar de ello, quiero respetarlo.

-Gracias por hacer que estas horas valieran la pena, creo que deberíamos hablar más seguido. -Comentó con una sonrisa cerrada-

-Si... -Dije no sabiendo muy bien lo que decía.

«¿Acaso eres tonta? ¡Te está pidiendo tu número!»

¿Eh?

-Me gustaría seguir en contacto contigo... -Me miró y tendió su celular hacia mí.

¿Por qué me da su celular?

Lancé una mirada rápida al artefacto que estaba en mano del castaño\pelirrojo esperando no verme torpe.

"Nuevo contacto"

Hum... La perversa adolescente nuevamente tenía razón.

Lo tomé tratando que nuestras manos no se rozaran en absoluto, escribí mi número en la pantalla táctil y lo regresé evitando el mismo acto. Alfonso miró su celular y sonrió nuevamente.

Parece que le estiraron la boca y pusieron unos broches para que no pare de sonreír... ¿No hay alguna razón por la que no sonría?
Esto es demasiada alegría para mí.
De verdad, su optimismo me va a dar diabetes.

Vaya, se me acababa de ocurrir algo, pero demasiado tarde.
Hubiese escrito un número erróneo evitando cualquier positivismo en mi celular... Que tonta.

«Yo si quiero seguir en contacto con ese sensual pelirrojo. ¡Grrrrr!»

¡Ya sé! Si me envía algún mensaje o una llamada después del vuelo, podré fingir que es el número de una funeraria. Esa idea me gusta.

Sentí que mi celular vibró, pero lo ignoré y observé el bello paisaje sobre el que estamos volando. Vaya vista; sería tan feliz siendo un ave... Sin problemas, independiente, aspirando libertad hasta en las plumas de mis alas.
Me imaginé entre todas esas nubes emprendiendo el vuelo hacia el sol, respirando el aire menos contaminado. Cerré mis ojos al imaginarlo... Tan esencial en mi vida. De verdad lo necesitaba.

Un irritante sonido me alejó de mi imaginación.

Odio a los bebés.

Frustrada, esperando a que callaran al estúpido engendro, rodé los ojos y cambié de posición hacia el otro lado.
Con mi asiento ya reclinado, no tuve problemas para ponerme cómoda; volví a cambiar mi posición con los ojos cerrados y mejor decidí tratar de dormir.

No me di cuenta, el tiempo pasó demasiado rápido y abrí instantáneamente los párpados encontrándome con un par de ojos azules mirándome. Mi posición fetal inclinada hacia delante no ayudaba para nada, eso hacía que nuestra cercanía volviera el ambiente más duradero y elevaba la temperatura en mi cuerpo.

No sabía lo que estaba pasando, pero no me gustaba en absoluto. De mala gana me levanté sobre mi asiento.

- Tengo que ir al tocador. -Dije.

Él frunció el ceño y después comprendió. Apenado, encogió sus piernas para que lograse pasar, a lo que yo, casi con paso apresurado me dirigí al baño del avión.

No Se Cómo pero... Me Enamoró (Alonso Villalpando Y ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora