Capítulo 3

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Oscuridad.

Lo último que recordaba Hinata fue un fuerte golpe para que luego, todo se tornara oscuro.

Una vez despierto, lo primero que notó fue que se encontraba recostado sobre el húmedo pavimento con su bicicleta encima. Intentó pararse, pero un fuerte dolor de cabeza se lo impidió. Le dolía todo el cuerpo, pero no podía quedarse ahí todo el día. Parpadeó varias veces para quitarse las gotas constantes de lluvia que caían sobre sus ojos.

Dejó, inconscientemente, escapar un gemido de dolor mientras, ya de pie, intentaba mantener el equilibrio. Pero, con el más mínimo movimiento, sabía que algo no estaba bien.

En ese momento, sintió una fuerte punzada en su torso, lo que hizo que Hinata soltara un grito y, obligado, volviera a recostarse.

-"Duele"- Dijo entre dientes, con lágrimas saliendo de sus ojos debido al dolor insoportable.

Pensó cómo es que había terminado en esta penosa situación. Sin embargo, y por exagerado que sonara, su dolor físico no era nada en comparación con lo que estaba experimentando en su interior. Su devastación simplemente creció al ver que una de las cadenas de su bicicleta se había salido.

Genial, su bicicleta estaba rota. Ahora, ¿Cómo iba a llegar a casa, y además, con esta lluvia? Vio la alta colina, pensando dónde se encontraba.

Oh, cierto. Ahora, recuerda. Se había propuesto a encontrar a Kageyama, pero, mientras iba en su bicicleta por la colina, ésta se rompió, ya que las cadenas se soltaron y no alcanzó a poner el freno cuando cayó cuesta abajo, y lo que empeoró la experiencia fue la propia lluvia.

Sin freno, ni cadena, esto significaba un gran problema.

La lluvia continuaba cayendo fuertemente contra su cuerpo; su ropa, junto con su bolso ahora estaban empapados y cubiertos de barro. Cuando Hinata intentó levantar su bicicleta, se atrevería a decir que había tomado una cantidad de fuerza de voluntad para manejar el dolor punzante proveniente de su abdomen.

Después de una inspección de si mismo más detallada, se horrorizó al ver su tobillo derecho, se lo había torcido, y no había nada más que puro dolor.

Se preguntó si se había hecho daño en algún otro lugar, pero un momento después, se consideró afortunado por no tener nada más que un esguince de tobillo.

Con un tinte débil de esperanza, Hinata contempló su alrededor en busca de algún lugar que pudiera protegerlo de la lluvia y le proporcionara un descanso adecuado. Afortunadamente, encontró una parada de autobús, pero hizo una mueca al ver que estaba algo alejada. Por lo menos, no iba a tener que volver a casa con un esguince. El sólo pensar que tendría que subir esa montaña hacia su casa con esta fuerte lluvia ciertamente no le agradaba mucho.

Pero este lugar... no sabía donde estaba en absoluto.

Volvió a ponerse de pie con menos dificultad, pero agacharse fue bastante difícil, ya que cogió su bicicleta y su bolso, caminando hacia su destino: La parada de autobús. Pero a medida que caminaba, sentía el dolor crecer por todos lados, y su ropa pegada contra su piel debido a la lluvia, no ayudaba mucho.

Finalmente pudo llegar, Hinata se dio, internamente, una palmada en la espalda como una felicitación por llegar hasta allí.

-"¡Achoo!"

(N/A: Dat efectos especiales, i know)

Estornudó, y seguido a eso comenzó a sentir mucho frío haciendo temblar su pequeño cuerpo. "Debo estar enfermo", pensó. Y era probable, pues había pasado demasiado tiempo bajo la lluvia. Miró al cielo y sus ojos se abrieron aún más, las nubes estaban completamente oscuras, y las luces de la calle eran lo único que iluminaban la calle.

Ese DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora