PRÓLOGO

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Prólogo

-Sinu, tenemos que hacerlo, no hay vuelta atrás, ¡o es que quieres arriesgar nuestra vida y la de nuestra familia! En cualquier momento podemos tener otra hija, no te preocupes.

- ¡No permitiré que toquen a mi niña! ¿Estás loco? Es nuestra hija, ni por todo el dinero del mundo la dejaría ir.

Alejandro se levantó de su silla y empezó a dar vueltas por toda la habitación. Tenía que encontrar alguna manera de convencer a su esposa, sino las deudas los consumirían y quedarían en banca rota, la empresa Cabello's Inc. Desaparecería junto con todos sus esfuerzos. Él se convenció hace mucho de que una hija no era tan importante, le daría otra a su esposa para contentarla y se acabaría el drama.

-Ya está decidido, el FBI vendrá dentro de poco.

-¡No! Mi niña...- sollozó, observando cómo la bebé despertaba de su siesta y comenzaba a llorar- te amo mucho, mucho cariño...

Ver así a su esposa le dolía, pero no había otra opción. Sinuhe se levantó y tomó a su hija en brazos mientras las lágrimas caían. Alejando miraba la escena destrozado, pero mostrándose impasible.

-Siempre me tendrás de tu lado Karla, siempre.

Se quitó su collar y se lo rodeó con delicadeza en el cuellecito de la bebé. Ésta rio satisfecha con su nuevo juguete, y comenzó a morderlo adorablemente. En cualquier momento la separación se haría vigente, pero Sinu tenía otros planes, no la dejaría ir tan fácilmente sin luchar, era su hija, y nadie tenía derecho de llevársela, por mucho que Alejandro haya firmado unos contratos.

El timbre sonó, y la pareja se miró a los ojos. De repente la sala oscureció, y la tensión podía cortarse con un cuchillo. Alejandro se dirigió a la puerta, pero Sinuhe se aferró a su hija con sus ideas bien claras, escuchando la conversación que estaba ocurriendo en la sala de estar.

-Buenos días señor Cabello, procedamos con el intercambio.- sonó una voz femenina.

-Por supuesto, pasen.

El FBI hacía años que estaba experimentando con niños, para intentar crear una especie de agentes espía infalibles e invencibles. Solían pagar grandes cantidades de dinero a los padres que accedían a renunciar a alguno de sus hijos, ya que pocos eran los que aceptaban tal atroz trato.

-¿Dónde está?- ésta voz mucho más dura y grave, un hombre de unos cincuenta o sesenta años.

-Síganme por favor, ¿quieren algo para tomar?

- No, cuanto antes acabemos con esto mejor.

Los pasos subiendo las escaleras se hicieron cada vez más fuertes. Sinuhe, nerviosa miró a su hija entre sus brazos. Ya no podía hacer nada, se la arrebatarían, ¿qué harían con ella? Le besó la carita, los ojitos, las manitas, susurrándole palabras amorosas y promesas que ya sabía que no cumpliría, la niña sólo riendo mirando atentamente a su madre. Se veía tan inocente, tan frágil. La puerta se abrió, haciendo que la mujer se levantase sobresaltada. Entró Alejandro, seguido por una mujer alta, con el pelo relativamente corto, fuerte, con expresión dura pero bondad en sus ojos. Por último, el dueño de la voz profunda, que en efecto tendría unos 56 años, portaba un maletín bastante grande, negro.

La mujer desconocida se acercó a la bebé, haciendo que Sinuhe retrocediera unos pasos, con expresión horrorizada.

-¿Puedo cargarla, señora?- su mirada transmitía confianza y amabilidad, pero en ningún momento dejó la expresión profesional.

Vacilante, Sinuhe negó con la cabeza, casi tropezando con el mueble a sus espaldas, no se llevarían a su hija.

-Señora, ya conoce el trato, denos a la bebé ya.- el hombre ordenó.

- ¡Jamás!

Alejandro la miró triste, impotente, sin poder reaccionar a la escena. El hombre se acercó a ella y la inmovilizó sin hacer contacto alguno con la bebé, de manera profesional, haciendo a la más pequeña llorar por el movimiento brusco. Sinuhe comenzó a gritar y a llorar, mientras la mujer se acercó y cogió a la niña en brazos.

-No se preocupe, ella será bien educada y cuidada.

-¿La volveremos a ver?

-Seguramente, pero ella no los reconocerá, a partir de hoy será un agente más, sólo conservará el nombre, como mucho.

El señor Cabello suspiró abrazando a su esposa y observando cómo se marchaban los agentes trajeados.

-Todo irá bien, mi amor, formaremos una familia, y tendremos hijos a los que podamos cuidar como es debido, este sacrificio era necesario.

X Factor (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora