I

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Luhan no era un ángel para nada problemático. Sin embargo, no entendía por qué en este momento estaba acompañando a Junmyeon para ir a hablar con los arcángeles.

No había nada que asustara más a un ángel que las palabras: "Acompáñame. Los arcángeles te buscan." Porque ellos eran las personas más... autoritarias allí. Estaban en el segundo lugar en el orden de la jerarquía. Eran los que más "contacto" tenían con los humanos, los que más se podían acercar a la tierra, y asimismo, al Señor. Ellos no tenían nombre, solían identificarse por números; arcángel 1, arcángel 2, arcángel 3... Menos Junmyeon, que era el único arcángel que venía de la Tierra, y por lo tanto, si tenía nombre.

Al llegar, Luhan tragó grueso y luego de una reverencia a las cuatro personas allí presentes, se paró y esperó que alguien dijera algo.

— Hola, Luhan. —habló una mujer. A veces las voces tan tranquilas y serenas de los arcángeles, y de los ángeles en sí, lo ponían nervioso. Y no es como si él tuviera una voz penetrante y grave, pero por alguna razón necesitaba ruido de vez en cuando.

— Hola. —sonrió de lado.

— Te preguntarás por qué estás aquí. —Luhan asintió. — No te preocupes, no has hecho nada malo. Han llegado órdenes.

El castaño la observó confundido.

— ¿Órdenes? ¿Para mí?

— No exactamente. —Ahora habló un hombre, al que él identificaba como arcángel 3... al menos eso creía. No hablaba con los arcángeles, solo con Junmyeon, así que no tenía muchos conocimientos sobre ellos. — Como te hemos dicho cuando llegaste, vienes de la tierra, Luhan. Tú antes vivías allí, tenías una familia, amigos, gente con la que te relacionabas-

— Y lo más importante, no tenías alas. —dijo Junmyeon en tono divertido y con una sonrisa, sin embargo nadie río, aunque Luhan oprimió una risa. No se sentía muy cómodo riendo con esas personas, ni siquiera podía entender como Junmyeon podía hacer sus chistes malos aquí. Este tosió luego de sentir como uno de los arcángeles lo fulminaba. — Prosigue, por favor.

—...Como te decía, tenías una familia, amigos y gente con la que te relacionabas. Pero te secuestraron, Luhan, cuando tenías 16 años. Y te asesinaron, pero nadie encontró tu cuerpo, así que esa familia, esos amigos, y esa gente con la que te relacionabas, piensan que estas desaparecido.

Luhan parpadeó. No tenía idea de que decir. Estaba procesando la información. Nunca le habían dicho por qué o cómo había llegado a este lugar, solo le dijeron que venía de la Tierra. Junmyeon una vez le había confesado que, cuando llegas al cielo, te quitan todo el conocimiento sobre la familia que antes tuviste y sobre tus amigos porque no se te puede permitir mirarlos como sufren ante tu pérdida. Porque el cielo es un lugar donde uno debe estar feliz, y no preocupándose por humanos. Ese es trabajo de los arcángeles. Sin embargo a Luhan no le gustó eso. Y se torturó bastante pensando en quién podría ser su familia, y busco y busco... pero jamás encontró nada ni nadie, así que se rindió. Porque no serviría de nada tampoco, no sabía cómo bajar a la Tierra y no preguntaría porque levantaría sospechas y delataría a Junmyeon.

Luego de unos minutos de un largo silencio, el castaño lo rompió.

— ¿P-por qué ahora... m-me lo dicen? —dijo, en un hilo de voz.

— Ese es el punto. Han llegado órdenes que... debes volver, Luhan.

"Debes volver."

— ¿A-adónde? —Luhan palideció.

— A la Tierra. — Suspiró— Por qué hemos cometido un error al traerte aquí... te faltaron cosas por hacer en la tierra.

— P-pero... ¿Cómo?

El caso del ciervo » [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora