IV

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Un poco más de una semana había transcurrido ya de la llegada, o más bien vuelta, de Luhan a la tierra. Las pesadillas se habían hecho constantes, pero no había ocurrido nada raro como la parálisis de sueño. Sus tíos lo habían llamado, estaban muy emocionados y los escuchó sollozar a través del teléfono. Él también lloro, a pesar de que no los había recordado. Le dijeron palabras muy emotivas y bonitas, y que le organizarían una gran celebración cuando vuelva a China. 

Ahora se encontraba junto a su familia y Sehun yendo hacia la corte, aparentemente hoy la policía científica había terminado de hacer todas las pruebas correctamente del bosque de Mokao y de la choza que había allí dentro.

Antes el castaño había recordado que en su primera sesión, el juez había dicho que el bosque estaba siendo investigado pero que nada se había encontrado. Se lo comentó a su madre, y ella dijo que tal vez no habían buscado bien antes ya que no sabían con exactitud donde había aparecido Luhan. Sin embargo, eso no hizo que dejara de encontrarlo extraño.

Bajaron del coche y entraron, el juez y los policías ya se encontraban, los saludaron con una reverencia.

— Luhan, ¿has recordado algo de casualidad? —preguntó el juez.

— No. Solo tengo pequeños flashes de vez en cuando, pero son solo eso, flashes.

— Bien. —Hizo una pausa y luego continuó— Sehun nos ha contado lo de tus pesadillas y lo ocurrido el otro día.

— ¿Sehun? —alzó una ceja, mirando al nombrado.

— Sí. ¿No te han dicho que él es algo así como el encargado del caso? Conozco al juez de China, por muchos momentos querían dar por perdido el caso del ciervo, pero me contó que Sehun siempre solía pedirles, o prácticamente los obligaba a que continuaran. Por eso es que contamos con él para que nos mantenga al tanto, obviando el tema de que es tu abogado.

— Oh, ya veo. —sonrió. Le parecía un gesto muy bonito de parte del abogado él no dejar que finalizaran un caso que, la verdad si era entendible que lo quisieran dar por perdido.

— Y hemos decido que lo mejor es que vayas a un psicólogo.

El juez había sido demasiado directo y su tono de voz parecía como si lo estuviera tomando por loco. Sin embargo no le molestaba al castaño la idea de ir a un psicólogo, si eso ayudaría a que se libere de las pesadillas, le parecía bien.

— Está bien.

— Qué bueno que te lo tomes así. La mayoría piensa que los estamos tratando por locos.

Pues, sí lo pensé.

— Ahora, para lo que vinieron. Fueron realizadas las pruebas en la sangre encontrada, y sí, es tuya, Luhan. Esto sinceramente no deja de sorprenderme, derramaste muchísima sangre, y teniendo en cuenta tu contextura corporal.... Sé que debes haber escuchado esto muchísimas veces ya, pero es un milagro que estés vivo.

Luhan tragó grueso. ¿Así que toda esa sangre era de él? Su asesino... era realmente un psicópata. Si no fuera porque lo trajeron de vuelta, estaría más que muerto. Eso quería decir que no había manera que haya podido sobrevivir.

— Además... hemos hablado con el doctor que te atendió en Mokao. Nos ha dicho que en los estudios que te hizo no parecías tener una fuerte anemia, era una anemia normal teniendo en cuenta la sangre derramada por la puñalada que te dieron y los golpes. Lo cual es extremadamente extraño.

Eso no sorprendió al castaño, pero fingió sorpresa. Era bastante obvio porque había sucedido eso, los arcángeles quitaron todo rastro de las heridas anteriores, y lo rehicieron creándole nuevas heridas, que por supuesto no tenían comparación con las que le había creado el asesino.

El caso del ciervo » [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora